• Asignatura: Religión
  • Autor: saraysepulveda0521
  • hace 7 años

¿cómo eran las fiesta religiosas de nuestros abuelos ? por favor ayúdenme


Nerita15: Eran religiosas pero con un monton de amigos y en la fiesta religiosa resavan en la hora de comer recibir bocaditos y cantar
Nerita15: Espero q te sirva
Nerita15: Eran tranquilos y no vevian exeso

Respuestas

Respuesta dada por: andreaAM12
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eran muy tranquilas , los bailes no vevian en exeso

Respuesta dada por: aalexandram28
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Las fiestas patronales han sido severamente impactadas por la migración y, sobre todo, porque los patrones migratorios se han transformado, modificando los escenarios tradicionales de la vida rural organizados, hasta hace unos años, por el retorno de los migrantes. Sugiere también que ahora las fiestas patronales dependen, por una parte, del sentido —o la pérdida de sentido— que representa este evento para los migrantes y sus descendientes, muchos de ellos nacidos y criados en la diáspora; por la otra, de la capacidad de las comunidades para mantener la vigencia de los compromisos comunitarios de los migrantes que se plasman en las celebraciones. Esto significa un gran cambio con respecto a las maneras tradicionales de entender la fiesta patronal.

Como es muy sabido, la fiesta patronal ha sido un evento clave y persistente en la vida de las comunidades, en especial, de las comunidades rurales en América Latina; ha sido, además, un tema tradicional de los estudios antropológicos por ser un espacio privilegiado donde se intersectan lo público y lo privado, donde se expresan las relaciones y los compromisos de los grupos sociales que participan en ella, donde se afirman, pero también se recrean, las pertenencias comunitarias y la producción de orden y sentido para las sucesivas generaciones (González Montes, 2006; Lameiras, 1990; Medina, 1995).

En América Latina, la asignación colonial de una santa o santo patrón, emanado del abundante santoral católico, le confirió a los pueblos originales —y a los fundados por los propios españoles—, no solamente una imagen de devoción, sino una ocasión particular y un tiempo festivo reconocido al interior y fuera de las comunidades: la fiesta patronal. En el caso de las comunidades originales, la fiesta patronal operó como un mecanismo más de dominio colonial que retomó, reforzó y diversificó la tradición milenaria de fiestas, danzas y música que existían <<región por región, valle por valle>>; alrededor del santo patrono se reorganizó el calendario cívico-ritual de cada comunidad (Arguedas, 1968: 237).

La fiesta patronal permitió a las comunidades originales mantener el <<contexto recreativo de las antiguas fiestas>> pero, al mismo tiempo, dio lugar a una nueva <<jerarquía social y política muy amplia en grados regida por el desempeño de los "cargos" religiosos católicos>> (Arguedas, 1968: 221), que llegó a confundirse con la organización social mesoamericana (Rivermar Pérez, 2008). El sistema de cargos, ejercido y jerarquizado a través de las mayordomías, ha sido la institución responsable de organizar y financiar la fiesta patronal en las comunidades indígenas y campesinas de México (Cancian, 1976; Portal Ariosa, 1997).

Para los municipios y poblados, la fiesta patronal ha sido una fuente significativa de recursos por los permisos que otorgan para instalar feria, palenque, autorizar pelea de gallos, charreadas, corridas de toros, jaripeos, <<terrazas>> (lugares de venta de bebidas alcohólicas), tianguis, juegos mecánicos, además de diversiones que no dejan huella en las contabilidades oficiales, como la prostitución y el juego clandestino.

Para la Iglesia católica, la fiesta es la mejor ocasión del año para recibir donativos y limosnas, en dinero y en especie, además de peticiones de misas y celebraciones particulares. Hasta la fecha, en la fiesta del Señor de los Rayos de Temastián, por ejemplo, los donativos en dólares que dejan los migrantes son exclusivamente para esa imagen, no para la Iglesia en general, lo que ha permitido al sacerdote llevar a cabo una infinidad de obras en la localidad. La fiesta solía operar también como un mecanismo de control de la Iglesia católica sobre la comunidad cuando ésta no cumplía sus obligaciones económicas con el santo patrono (Arguedas, 1968).

En términos políticos, la participación en la fiesta patronal es la manera en que los miembros de una comunidad se iniciaban en la ciudadanía. A partir de los 18 años, los varones casados —en algunas ocasiones también los solteros— comienzan a ejercer la ciudadanía local; la participación en el sistema de cargos y las mayordomías es el mecanismo para ascender en la jerarquía de poder y prestigio social de la comunidad (Good Eshelman, 1998; Guiteras Holmes, 1992; Rivermar Pérez, 2008); de esta manera, <<todos los miembros de la unidad doméstica gozan de ciertos derechos frente a la comunidad por pertenecerle y por participar en ella>> (Good Eshelman). En ese escenario, las familias están dispuestas a hacer y a gastar lo que sea necesario para cumplir el <<compromiso>> que conlleva hacerse cargo de una mayordomía, la cual supone endeudarse y buscar más trabajos, incluso fuera de las comunidades (González Montes, 2006; Rivera Sánchez, 2006).

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