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Teofanía (del griego antiguo Θεοφάνεια theos -"dios"- y faino -"manifestación", "aparición"-) es la manifestación local de una deidad a seres humanos; como pueden ser las apariciones visibles. Posiblemente la primera referencia escrita de una teofanía sea la Epopeya de Gilgamesh;1 y son comunes en la literatura clásica, como la Ilíada. La mayor parte de las teofanías se describen como experiencias terribles, que llenan a sus testigos de un sentimiento de miedo; pues la presencia física de la divinidad suele entenderse como incompatible con la vida de los mortales. Así le ocurre a Arjuna cuando presencia la teofanía de Krishna; o a Semele, que llega a morir a causa de la teofanía de Zeus, obligado a presentarse ante ella en forma mortal. En la tradición judeocristiana, ninguno puede en realidad ver el rostro de Dios2 y vivir.3Además de las numerosas teofanías inmemoriales recogidas en los mitos greco-romanos (poemas homéricos, Teogonía, Las metamorfosis), respondiendo a teofanías divinas o heroicas experimentadas por griegos y romanos de la Antigüedad clásica era frecuente la fundación de cultos y ofrendas conmemorativas.4
La Theophania (Θεοφάνια) de Delfos era una festividad anual de primavera, dedicada a celebrar el retorno de Apolo de su estancia invernal en Hiperbórea. Como culminación de los festejos, se exhibían a los fieles las imágenes de los dioses, que el resto del año permanecían ocultos en el interior del templo. Los cultos mistéricos posteriores incluían ceremonias semejantes.5
Teofanías en judaísmo y cristianismo
Los hijos de Israel cruzando el Jordán, de Benjamin West. Reproduce la narración bíblica6 que cuenta cómo Dios les guiaba de día en forma de columna de nubes y de noche en forma de columna de fuego.7
En cristianismo y judaísmo se denominan teofanías a las apariciones de Dios o de seres angélicos que se narran en distintos episodios bíblicos, tanto de la Biblia hebrea (Tanaj o Antiguo Testamento) como del Nuevo Testamento.
A menudo los relatos teofánicos presentan la escena con riqueza de detalles descriptivos, situándola en lo alto de un monte o enmarcándola en una nube. Con esto se indica que Dios está al mismo tiempo presente y oculto. Sin embargo, en una de las teofanías del Nuevo Testamento, la de la anunciación,8 no consta ningún rasgo descriptivo, sino que se subraya únicamente el mensaje traído por el Arcángel Gabriel a la Virgen María.
Teofanías en la Biblia hebrea (Tanaj o Antiguo Testamento)
La visión de Ezequiel, de Rafael Sanzio.
Probablemente las teofanías más divulgadas en el mundo occidental son las protagonizadas por Moisés: la primera cuando, desde la zarza ardiente en el monte Sinaí9 Dios le manda quitarse sus zapatos, pues el suelo que pisaba era sagrado, y Moisés esconde su rostro porque tiene miedo de mirar a Dios; la segunda, en también en el monte Sinaí, cuando Dios le da las tablas de la Ley (los Diez Mandamientos). En ese momento, el pueblo de Israel queda advertido que si se acercan mucho a Dios, morirían.10 El pueblo no ve la forma de Dios,11 pero esta primera experiencia personal con Dios es obviamente terrorífica, ya que piden a Dios dejarlos y esperan morir si oyen directamente a Dios otra vez.12 Cuando Moisés construye la tienda del encuentro, la "gloria del Señor llenó la tienda"13 y desde entonces Dios hablaba con Moisés desde esta tienda.14
También hay teofanías protagonizadas por otros personajes bíblicos, como la historia de la vocación de Isaías, cuando éste ve a Dios sentado sobre un trono,1516 la visión de Ezequiel17 o el enigmático episodio del carro de fuego que se lleva a Elías ante Eliseo.18 Las teofanías están usualmente indicadas en la Biblia diciendo que Dios se aparece a alguien. De igual manera, "el Ángel del Señor"19 es una expresión que en muchos contextos se refiere a una teofanía. Las teofanías ocurren muchas veces en la Biblia hebrea. Tan solo en la Torá (Pentateuco), además de a Moisés, Dios se aparece a Abraham,20 a Agar21 y a Jacob.22 Mucho más frecuentes son los episodios en que un personaje oye la voz de Dios,23 aunque no se indica que le perciba con la vista: Adán y Eva,24 Caín,25 Noé,26 Elías,27 etc. Más genéricas son las indicaciones proféticas de que la voz de Dios clama o llega "desde las alturas" o "desde Jerusalén".28 En el relato bíblico no se concreta si la que se aparece en el festín de Baltasar era la mano de Dios.29