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El coronavirus se perfila como la primera amenaza para la economía mundial en el 2020. El alivio tras una tregua en la guerra comercial entre China y Estados Unidos ha sido temporal; pero la propagación y las medidas de contención del virus están causando severos estragos humanitarios y económicos.
El novel coronavirus, que desarrolla la enfermad COVID-19, se originó en China en diciembre pasado y ya se ha identificado en 37 países más, con focos en Italia, Corea del Sur, Japón e Irán. Sin olvidarnos de la tragedia humana, los economistas nos aventuramos a proyectar las consecuencias económicas detrás de estos sucesos.
Podemos tomar como referencia la epidemia de SARS en el 2002, que no tuvo un impacto significativo. Sin embargo, en el 2012, China representaba solo el 4.2% de la economía mundial, hoy en día representa el 16.3%. Las bolsas han empezado a reaccionar ante esta incertidumbre, mostrando fuertes caídas en los últimos días.
Una pandemia afecta la economía en las zonas perjudicadas en forma directa por medio de una disminución de dicha actividad. Ante el riesgo de contagio, las personas se refugian en sus casas y disminuyen sus actividades evitando sitios públicos. En las ciudades en cuarentena, las industrias sufren por la falta de trabajo, mientras que el turismo y el comercio son los más perjudicados. Agravando la situación, el reabastecimiento de productos en estas zonas puede causar problemas de escasez y alza de precios. En forma indirecta, se afectan las cadenas de valor mundial y los precios de los productos intermedios.
En China, los principales puertos de Shanghái y Shenzhen suspendieron actividades por semanas, afectando el flujo de productos hacia y desde el resto del mundo. Se estima una reducción de actividad de hasta 20% en los flujos comerciales de China. Los futuros del cobre han caído 10% desde su pico en enero, el zinc ha caído 12% desde su mayor nivel en diciembre, mientras que el precio del oro se ha incrementado 13%, funcionando una vez más como activo seguro. Otros países han reaccionando cancelando eventos de congregación masiva como el Carnaval de Venecia.
Hacer proyecciones es una tarea compleja dada la incertidumbre. Aun así, el banco suizo UBS proyecta para China una caída del PBI de 1.5% en el primer trimestre comparado con el año anterior, con lo cual se recorta el cálculo de crecimiento mundial a 0.7% para el mismo período. Se esperaría que los gobiernos tomen acciones, incrementando el nivel de gasto fiscal e inyectando grandes niveles de liquidez al mercado. Mientras tanto, cabe mantenerse atento a los indicadores líderes de la actividad económica: las ventas minoristas, flujos de comercio y producción industrial.
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Explicación:
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