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Explicación: Cayo Julio César fue un militar y político de la última etapa de la República Romana. En la actualidad, es uno de los personajes más famosos de la Historia de Roma.
Julio César nació en Roma en julio del año 100 a.C. Murió en la misma ciudad en el 44 a.C, asesinado a manos de varios hombres en el Senado.
PRIMEROS AÑOS
Los primeros años el romano los dedicó a aprender literatura griega y romana a cargo de un maestro especializado. Se cree que, también durante este periodo, comenzó a desarrollar sus dotes oratorias.
En torno al año 84 a.C., el general Sila, líder de los conservadores, volvió a Roma. Acabó con parte de los políticos populares y amenazó a Julio César. Este, antes que ceder a sus amenazas, optó por exiliarse a Asia.
Tras unos años nada seguros para César en Asia, consiguió el perdón de Sila a través de intermediarios. Volvió a Roma en el 78 a.C., cuando Sila falleció.
CARRERA POLÍTICA Y MILITAR
A su regreso a Roma, Julio César, político nato, se desarrolló como abogado hasta el año 71 a.C. aproximadamente. A partir de entonces fue cuando empezó su cursus honorum al ser nombrado tribuno militar y, poco después, pontifex o pontífice.
En el 65 a.C., se convirtió en edil. Dos años después, el cargo de pontifex maximus quedó libre y se le asignó a César. En el 62 a.C., le nombraron pretor y precónsul en Hispania.
Fue en el 60 a.C. cuando Julio César se unió a dos hombres muy poderosos de Roma: Pompeyo y Craso. De esta unión nació lo que se conoce como el triunvirato.
En el 59 a.C., Julio César fue nombrado cónsul junto con otro político romano, Bíbulo, que quedó relegado a un segundo plano. Las decisiones políticas de Roma las tomaba el triunvirato.
Los primeros años del triunvirato se hicieron aún más fuertes por el matrimonio de César con Pompeya, la hija de Pompeyo. Sin embargo, al poco tiempo la repudió por creer que le había sido infiel, algo que nunca se ha podido probar. A pesar de no condenar a su esposa por adulterio, la dejó con la famosa frase “la mujer del César no solo tiene que ser fiel, sino parecerlo”.
Se cree que Julio César admiraba a Alejandro Magno. Quería expandir el poder de Roma como lo hizo el macedonio con Grecia. El primer territorio que quería someter a Roma eran las Galias.
La llamada guerra de las Galias, liderada por el romano, se desarrolló entre el 58 a.C. y el 51 a.C. Sometió lo que hoy son Francia, Bélgica, y parte de Holanda, Alemania y Suiza.
Con estas conquistas, Julio César se aseguró la creación de un ejército que le fuera fiel. Fue así como pretendió fortalecer su posición militar y política. Toda esta expedición la relató en De bello gallico, una de las dos obras que se conservan del romano.
GUERRA CIVIL
A partir del 53 a.C. el triunvirato comenzó a debilitarse. Mientras César estaba en plena lucha en la Galia, Craso murió en batalla en la guerra contra los partos y Pompeyo empezó a gobernar en solitario.
A su vuelta de la Galia, Pompeyo comenzó una batalla contra él que desató en la guerra civil de Roma. Este acontecimiento se desarrolló en tierra y mar, desde Hispania hasta Egipto.
En Egipto se libraba otra guerra por el reinado entre Ptolomeo XIII y Cleopatra.Pronto Pompeyo tomó parte por el primero, mientras que Julio César lo hizo de Cleopatra, con la que tuvo un hijo: Cesarión.
Más tarde, Ptolomeo XIII traicionó a su aliado romano y lo mató en una emboscada. Le envió su cabeza a Julio César con la esperanza de acercar posturas, algo que no sucedió.
La guerra civil romana acabó en torno al año 46 a.C., con la victoria de Julio César tras derrotar a los últimos apoyos de Pompeyo en Hispania. Fue así como el Senado romano lo nombró dictador.
ASESINATO
Durante su mandato como dictador, Julio César reorganizó el estado romano. Algunas de las reformas que impulsó fueron una mayor vigilancia para evitar abusos de poder en las provincias y aumentó la construcción de obras públicas. Además, instauró el calendario juliano, en el que establecía que un año tenía 365 días y 6 horas. Fue el que se utilizó en Europa hasta en siglo XVI.
A pesar de las reformas, no todos veían a Julio César con buenos ojos. Muchos eran los que creían que se convertiría en un rey tirano y que, influido por Cleopatra, establecería Alejandría como nueva capital.
Conocedor del odio que despertaba y de las confabulaciones que existían en torno a él, siempre rechazó ser rey. Sin embargo, pronto se extendió el rumor de que aceptaría el cargo.
Para que esto no sucediera, un grupo de personas, entre los que se encontraba su hijo adoptivo Bruto, lo asesinó en el Senado en los idus de marzo del 44 a.C. Fue aquí donde Julio César pronunció la famosa frase “¡Tú también, Bruto, hijo mío!”.
Julio César fue despedido por la población en 20 de marzo de ese mismo año. Inmediatamente después se desató una nueva guerra civil que acabó con la República y dio pasó al Imperio.