• Asignatura: Religión
  • Autor: jimin16lovely
  • hace 7 años

¿De qué manera en estos tiempos de pandemia podemos ser sal y luz en el mundo? AYUDA PLISSSS

Respuestas

Respuesta dada por: mamalvaradov
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Respuesta:

«En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino para ponerla en el candelero, y así alumbre a todos los de la casa. Del mismo modo, alumbre su luz delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y den gloria a su Padre que está en el cielo».

La sal es un elemento muy común y barato. Su uso, sin embargo, es fundamental para nuestra vida. Nuestro organismo necesita sal en proporciones adecuadas. En la cocina la sal es indispensable, y lo era mucho más en la antigüedad cuando no existían los sistemas de refrigeración con los que hoy contamos. La sal entonces era utilizada como un eficaz medio de conservación de alimentos. Junto a éstos, seguramente habrán otros muchos usos y aplicaciones que los seres humanos le hemos dado y le damos a la sal.

Como en el caso de cualquier otro elemento, los usos de la sal están íntimamente vinculados a su composición, características y propiedades. Si por medio de algún mecanismo lográsemos “quitarle” a la sal su capacidad de salar la comida o de detener el proceso de corrupción de la carne, ese elemento, en lo que a nosotros respecta y al uso que le damos, dejaría de ser sal. Esto que es algo evidente en relación a un elemento como la sal nos permite reflexionar en torno a las palabras que Jesús nos dice en el Evangelio.

¿Qué significa que los discípulos de Jesús seamos «sal de la tierra»? Al igual que la sal —y que la luz con la también nos compara el Señor—, los cristianos estamos llamados a tener un impacto en la realidad en la que vivimos. Cuando uno echa sal en un guiso espera que al probarlo el sabor haya cambiado. Cuando uno enciende una luz espera que la oscuridad retroceda. Análogamente, los discípulos de Jesús somos enviados al mundo para algo y nuestra presencia en medio del mundo no puede pasar desapercibida pues somos, por gracia de Dios, portadores de un don inmenso: la Buena Nueva de Jesucristo.

Jesús nos compara con la sal y al respecto San Hilario nos dice que «debemos ver aquí cuán apropiado es lo que se dice cuando se compara el oficio de los apóstoles con la naturaleza de la sal. Ésta se aplica a todos los usos de los hombres, puesto que cuando se esparce sobre los cuerpos les introduce la incorrupción y los hace aptos para percibir el buen sabor en los sentidos. Los apóstoles son predicadores de las cosas celestiales y son como los saladores de la eternidad». Para ser “saladores de la eternidad” debemos, como cristianos, conservar nuestra virtud, nuestras “propiedades” —nuestra identidad—, así como la sal para poder salar y preservar los cuerpos a los que se agrega.

Respuesta dada por: xbr19
6

Para ser luz del mundo y sal de la tierra,

la Iglesia = la comunidad cristiana, tiene que ser una comunidad ejemplar, modelo para el resto de la sociedad; eso significa que no puede vivir los antivalores de la sociedad sino los valores del evangelio. Si los cristianos robamos como algunos del resto de la humanidad roba, entonces no iluminamos a nadie; nos volvemos tinieblas, se apaga nuestra luz. Jesús y después Pablo no se cansan de decirnos que para ser luz debemos vivir de una manera diferente: como lo quiere Dios.

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