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Respuesta:
Después de 1825, España vio reducidas sus posesiones americanas a Cuba y Puerto Rico. Y si bien la metrópoli se esforzó por mantener los nexos coloniales, habría que preguntarse hasta qué punto se beneficiaba de sus colonias Los mayores beneficios los obtenía un pequeño grupo de peninsulares con intereses en los negocios coloniales y la trata, junto con los grandes plantadores isleños, ya que el coste de mantener el Imperio era elevado. En la segunda mitad del siglo XIX se había despejado el panorama sobre los socios mercantiles y los flujos comerciales de Cuba y Puerto Rico. La importancia del mercado norteamericano fue creciendo y las adquisiciones estadounidenses de azúcar superaban a las peninsulares. En 1850 Cuba exportó a España 7 millones de pesos y a Estados Unidos 28 millones. En 1890 la situación se decantó definitivamente a favor del comercio con Estados Unidos, donde se vendieron 61 millones de pesos, contra los 7 vendidos en España. Los intereses norteamericanos se consolidaban en la economía cubana, mientras las insurrecciones independentistas se veían como un factor desestabilizador que amenazaba las inversiones.
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Después de 1825, España vio reducidas sus posesiones americanas a Cuba y Puerto Rico. Y si bien la metrópoli se esforzó por mantener los nexos coloniales, habría que preguntarse hasta qué punto se beneficiaba de sus colonias Los mayores beneficios los obtenía un pequeño grupo de peninsulares con intereses en los negocios coloniales y la trata, junto con los grandes plantadores isleños, ya que el coste de mantener el Imperio era elevado. En la segunda mitad del siglo XIX se había despejado el panorama sobre los socios mercantiles y los flujos comerciales de Cuba y Puerto Rico. La importancia del mercado norteamericano fue creciendo y las adquisiciones estadounidenses de azúcar superaban a las peninsulares. En 1850 Cuba exportó a España 7 millones de pesos y a Estados Unidos 28 millones. En 1890 la situación se decantó definitivamente a favor del comercio con Estados Unidos, donde se vendieron 61 millones de pesos, contra los 7 vendidos en España. Los intereses norteamericanos se consolidaban en la economía cubana, mientras las insurrecciones independentistas se veían como un factor desestabilizador que amenazaba las inversiones.