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Quisiera compartir con ustedes una reflexión sobre la economía de la Trinidad. Que no es, la vida interior de la Trinidad (la cual es llamada inmanente), sino la morada de las Tres persona divinas.
Generalmente, los católicos relacionan sólo el Hijo en sus oraciones personales. Una vez Karl Rahner sostuvo que la doctrina de la Trinidad fuese excluía del credo, los católicos no lo notarían.
Esto es comprensible. Con frecuencia la Trinidad ha sido definida como si viviese aisladamente. La verdad es que la teología Trinitaria es una teología de las relaciones, no sobre Dios en sí mismo, ya que Dios no se contiene a sí mismo, con egoísmo o por estar absorto en sí mismo, sino que está deseoso de unirse con todo aquello que ha creado.
En otras palabras, Dios es la comunidad de las Tres persona divinas. El Padre derrama su amor en favor de su Hijo, quien responde y ésta reciprocidad entre el Padre y el Hijo es el Espíritu Santo. Lo que es maravilloso en esto, es que las Tres persona quieren compartir su vida común con nosotros. De aquí el Padre envió a su Hijo a reconquistar nuestros corazones a través de la Encarnación, redimiéndonos - a toda lo humanidad- y el Padre junto al Hijo enviaron al Espíritu Santo para transformar nuestros corazones, en tal forma que podamos participar de la Comunidad Trinitaria.
Los sacramentos, especialmente el Bautizo y la Eucaristía, nos dan fuerzas para vivir en buenas relaciones con cada una de las Tres persona divinas y nuestros hermanos y hermanas. A través del Bautismo una persona ingresa a la Familia de Dios como un hijo amado del Padre, con derecho a rezar, "Padre, que las aguas del Bautismo que hemos recibido del Hijo nos den la pureza y nos regeneren".
Es así que el Espíritu de Dios desciende en los bautizados, encendiendo la chispa del fuego del amor Divino, el fuego que estamos llamados a avivar hasta convertirlo en pasión. La Eucaristía es el signo actual de esta comunión. Alimenta la comunidad a través de la participación de los creyentes en la vida de amor de la Trinidad. De aquí, alguien llamó a la Eucaristía un sacramento trinitario. En la misa invocamos el Espíritu Santo, (epiclesis), para hacer presente el Cristo elevado en la apariencia del pan y del vino para, de esta manera, somos capaces con Cristo de ofrecer el Cordero sacrificado, ahora elevado, al Padre para la alabanza de Su Gloria. Así, el Bautismo y la Eucaristía nos brindan la fuerza para relacionarnos con cada una de las Tres persona divinas, siempre más profundamente. No obstante tenga que ser una respuesta personal por parte de cada uno de los miembros del Cuerpo.
Desgraciadamente, los participantes en las Misas tienen poco conocimiento sobre la elevación en la Oración y el mejoramiento moral. La vida cristiana es una cuestión de nuestra relación con cada una de las Tres persona divinas: al Padre siempre dispuesto - al Hermano que ha muerto por nosotros - y al Espíritu Santo que nos hace capaces de caminar, siguiendo las huellas del Hijo y del Hermano, de manera que nos permita el paso hacia el cielo, una comunidad donde todos seremos uno.
Explicación:
Espero que te ayude :)