• Asignatura: Biología
  • Autor: micab7588
  • hace 7 años

La laguna que yo quiero

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Respuesta dada por: santonio16pdkn4v
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LA LAGUNA QUE YO QUIERO -Juan Carlos Gambarotta

las serranías que están lejos, se va juntando en las cañadas. Al juntarse dos o tres cañadas se forman los

arroyos que desaguan en la laguna. Allí el agua deja de correr y permanece un tiempo quieta.

Un buen día, el agua vuelve a correr, porque de a poco va dejando la laguna y se va yendo por un

arroyo angosto que desemboca al mar.

En un tiempo la laguna tuvo muchísimos cisnes de cuello negro y flamencos. Los cisnes comen algas

que recogen del fondo, estirando su cuello bajo el agua. También los pececitos más chicos comen algas,

pero nunca eran demasiados como para sacarle el alimento a los cisnes porque los peces grandes se los

iban comiendo. Y los peces grandes abundaban. Los flamencos comen larvas de camarón y como cada año

entraban a la laguna millones de camarones, los flamencos estaban bien comidos. Los peces grandes

venían del mar o del arroyo y se quedaban unos meses o unos años.

Un buen día, a un hombre de la zona se le ocurrió que podría ser pescador. Se fue a vivir a la orilla

del arroyo y se hizo una casita cerca del mar. Le fue muy bien. Colocaba una red de lado a lado del arroyo

y al rato la red estaba llena. Al ver que a aquel hombre le iba bien, otras personas se fueron también a vivir

a la orilla del arroyo.

Treinta o cuarenta redes se llenaban de pescado en un rato y los pescadores sacaban más pescado del

que podía vender. Los peces todavía se las arreglaban para esquivar las redes y así llegaban a la laguna.

Pero ya no llegaban tantos. Pasaron los años y ya había decenas y decenas de redes atravesando el arroyo.

Ya eran pocos los peces que andaban por allí, y menos los que llegaban a la laguna. También había menos

cisnes y la gente no entendía por qué. Lo mismo ocurría con los flamencos.

Con la falta de pescado en el arroyo, los hombres comenzaron a ir a pescar en sus botes a la laguna

para ver si tenían suerte. Pero no. Fue entonces que los pescadores muy preocupados se reunieron para

discutir qué hacer, hasta que uno dijo: la laguna que yo quiero tiene que volver a ser como antes. Y

propuso la solución.

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