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Respuesta:Poseidón, el gran dios del mar que reinaba sobre los mares y todos los medios acuáticos, era hijo de Cronos y de Rea, y hermano mayor de Zeus. Era uno de los 12 dioses mayores que habitaban en el Olimpo, aunque casi siempre estaba en su palacio bajo las aguas y sólo visitaba el Olimpo cuando quería ver a los otros dioses.
Cronos y los otros titanes habían reinado hasta que Zeus inició una guerra contra ellos. Pero tras la victoria de los jóvenes dioses Zeus, Hades y Poseidón, el mundo quedó dividido entre ellos. Zeus dominó el cielo y Poseidón el mar. Siendo el rey de todos los dioses, Zeus dominaba además la tierra, el territorio neutral en el que el dios del mar se hacía notar a través de los terremotos. El iracundo Poseidón era temido como «el que sacudía la tierra», según palabras de Homero, e instigaba las mareas más abruptas y las tormentas en alta mar.
Poseidón no aceptó de buena gana que su hermano fuese el soberano de todos los dioses. En una ocasión llegó a conspirar contra él, con la ayuda de Hera y Atenea, para intentar derrocarle. Los tres maquinaron la forma de encadenarlo, pero la nereida Tetis vino a rescatarlo y llamó al gigante de 100 brazos Briareo, de extraordinaria fuerza, para que acudiese al Olimpo. Allí se situó junto al trono de Zeus en actitud amenazante y consiguió sofocar la rebelión.
Explicación:ponme mejor respuesta
Una vez, Poseidón el dios de los mares, se enamoró de Astipalaia, la hermana de Europa y la secuestró. La pareja dio a luz a un hijo y lo llamó Agaeus, quien más tarde participaría en la expedición Argonautica.
Agaeus vivió en la isla de Samos y fue un excelente viticultor. Pero, sin duda, fue muy duro con sus trabajadores y los trató como esclavos. Un día, un sirviente se enfureció por la forma en que Agaeus lo trató y exclamo: “¡Nunca debes beber vino de tu viña o morirás devorado!” y Maldijo a su amo.
Pasó el tiempo, hasta que un buen día el vino estuvo preparado y listo para beber. Felizmente, Agaeus llamó a su sirviente y le dijo: “¡Mira lo ridículo que eras! ¡Tú maldición fue en vano!“
Tranquilamente, el sirviente respondió: “Hay una larga distancia entre este vaso y tus labios…”
Justo en ese momento, un esclavo informó a Agaeus sobre un jabalí que destruyó su país. Apresuradamente, Agaeus dejó su vaso y corrió contra la bestia. En última instancia, el jabalí devoró a Agaeus y se cumplió la profecía