• Asignatura: Castellano
  • Autor: quetamami
  • hace 9 años

poemas
largos inventados por niños

Respuestas

Respuesta dada por: rachelmoposita
4
CON LA ESPALDA HECHA UN OCHO Davinia Megias Martín, 13 años,
Aranjuez, Madrid, España.

En una foto en blanco y negro
veo mi extraño esqueleto
y el médico me dice que por eso
estoy que no me tengo.

Con la columna hecha un rollo,
más retorcida que un ocho,
voy andando del revés,
tan tiesa como Pinocho.

No podré solucionar
lo que pequeña empecé,
y siempre tendré que estar
cayendo por dar traspiés.

Al revés estar sentada
torcida como ensaimada,
sin poder mirar al frente,
ni ver la cara a la gente.

El espejo no veré
ni me miraré los pies,
por esa mala afición
de sentarme del revés.
MIS SUEÑOS Ellisyem Díaz Méndez, 10 años de edad, Venezuela.

Mis sueños se han perdido
y no los he de encontrar
mi madre me ha dicho
que uno de ellos se fue por allá
me siento tan triste
cualquiera los puede agarrar,
sólo pude agarrar dos de ellos
los cuales fueron
tener una familia y una mascota,
los otros diez no los pude alcanzar.

¡Qué pena, qué dilema,
lo que a mi me ha de pasar!
lamentablemente
no los pude agarrar
si tu ves uno de esos sueños
tráemelos para acá
porque si ellos no regresan,
nada se cumplirá,
aunque a ti no te importe
si ves uno de mis sueños
tráemelo para acá,
punto y final.
LA MARIONETA Allison Jadany, 11 años.

Ella iba caminando,
pensando,
cómo sería la vida
sin estar atada a unas cuerdas.
Los árboles dicen que la vieron
otros que le hablaron
y otros que no vieron nada.
Ella pasó por un río
cuando de repente desapareció.
Unos dicen
que fue por arte de magia,
otros que fue brujería
y otros que no vieron nada.
Ella quería escapar
de las cuerdas que la ataban
y de ella sólo quedaron
las cuerdas que la ataban...

Respuesta dada por: Anónimo
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BARQUERITA Grabación en MP3 Al atisbar la tarde, miro las nubes grises
flotando en el silencio del oscuro marjal,
ahí estás barquerita con tus ojos felices,
diciendo que las cosas no parecen igual.

En saco de tiniebla guardaste mi memoria,
no escuchaste, de lejos, mis angustiados gritos;
cubriste con ceniza la mañanera historia,
y en el jardín crecieron los cardos infinitos.

Tu imagen ha emigrado al fondo del recuerdo,
ya no alumbra, no huele, ni emerge en mi pasión;
hoy es difuso embrollo en total desacuerdo
y pesadumbres grandes ahogan su razón.

Profanaron tus luces caminerita ausente,
dieron muerte a tu gallo las madrugadas frías.
Se te desploma el mundo y tu alma no lo siente;
pronto vendrán las noches a llevarse tus días.

Oírán tus oídos mil extraños rumores,
y el círculo sagrado que habitamos los dos...
quedará en tu memoria como un jardín sin flores
donde plácidos vagan los ecos de mi voz.


RECORDÁNDOTE

Ahora estoy cantando en el país del sueño
donde vuelan cortinas de nieblas olvidadas.
Envejece mi voz en un reino pequeño
bajo un frío diluvio de lágrimas aliadas.

¿Eres tú, maravilla, que en esta lluvia cae,
y con tamborileos no me busca ni llama?
¿O eres un reflujo que se atrae y retrae;
ajeno totalmente a mi ordinario drama?

He vuelto a los resguardos de estos corredores
con los grandes agobios que me dio la distancia;
vine a ver si te encuentro rodeada por flores
en este antiguo patio repleto de fragancia.

Aquí es donde empezaron las altas melodías
y el fuertísimo brillo de grandes espejismos,
aquí fue la “salida” de magnas fantasías
que tenían por meta
grandes vanguardiarismos.

En este punto cumbre brotó la sinfonía
que hoy parece llegar al sitio concluyente;
su ritmo no es el mismo, ha perdido energía;
hoy vibra en el espacio y muere lentamente.

Quedaron bajo el peso del amor, inclinados,
los versos que escribí ¡
Y siempre aborreciste!
Y ya no me interesan los ojos asombrados
que llegan a mirar el estrago que hiciste.



MAÑANA

No bordaste el pañuelo
que yo pedía,
voy a marchar sin él
por esta vida.
Si llego al cielo
no llevaré de ti
ningún recuerdo.

Sombra de naranjales,
azul del cerro;
oprimiendo palabras
me voy del pueblo.
Lluvia de cera
cubre y preserva todo
hasta que vuelva.

Éxtasis mañanero
ve por el viento,
que mi suspiro en llamas
te irá siguiendo.
Levanto el ancla,
voy a seguir el rumbo
de mi esperanza.





FINAL

Mantel de centro intacto,
yo escribí un poemario
que está en alguna parte de este cuarto.

Sudoroso florero,
he regalado el tiempo,
ya no tengo objetivo ni recuerdos.

Fresca risa de agua,
me jala una palabra 
al ver que amanecí muerto de nada.

Envejecidas flores,
se ha marchado mi nombre
a la membrana tibia de la noche.

Sólo ustedes me quedan,
y el norte del poema
que ha de llevarme al centro de la selva
donde el ruido de lluvias siempre suena.





DILUVIO

Ayer fui con los curas de mi pueblo
a exorcizar el angustiado azogue 
del misterioso plano de tu espejo.

Se disfrazó la rosa con tu nombre;
y su perfume trastornó mi rito
en un conjuro de la medianoche.
Subiste al barco del antiguo mito
sin llevar la pareja necesaria,
y por cuarenta días no ha llovido.
La invocación nocturna fue una araña
bajando por los húmedos cabellos
del probo cabalista que nos falla.

En vano se enmascara tu evangelio
y se vuelve proteico como el agua.
A ti, te va siguiendo un hechicero
con el poder azul de la palabra.




SIN RUMBO

Vamos sin paradero como todas las cosas,
tropezando en los cuerpos de minutos vacíos;
nos oprime el fulgor más actual de las rosas
y el faraón vehemente que oprimió a los judíos.

Enloqueció la noche al saberme contigo,
luego besó la estatua del ángel congelado.
El resto de la historia quedó en el tibio abrigo
del girasol que brilla en mi verso extenuado.

Al norte de mis ojos brillan menos las lunas,
allí es directa y simple la torpe humanidad;
nace en la incertidumbre de solitarias cunas
y nadie se adjudica su patria potestad.

De niño hice trabajos en madera labrada
y cubrí ciertas partes con azul terciopelo.
Hoy mi navaja blanca por el tiempo afilada
esculpe otras figuras en pedazos de cielo.

Se va poniendo el sur... de un brillante más claro,
mientras lluvias irrigan la fiebre de la mente.
Todo principio ha sido; frígidamente raro,
tímidamente gris, y ásperamente hiriente.

Se quema la mañana de mi angustiada aurora,
nadie puede salvar su cuerpo de neblina.
El abdomen de nubes y sombra protectora;
hoy con ardientes rayos me busca y asesina.
Hemos perdido todo sin renunciar a nada;
lo nuestro fue combate de esfuerzos infinitos.
Porque yo fui tu adepto y tú mi eterna aliada
jamás abandonamos nuestros mutuos circuitos.
 



Anónimo: mis poemas son inventados por una licenciada de lengua no son copiados
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