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Francia, que temía el resurgimiento del poder alemán, sostuvo que la seguridad debía preceder al desarme y pidió, como condición para reducir sus propias fuerzas, garantías de seguridad y el establecimiento de una fuerza policial internacional. Finalmente, la conferencia llegó a un punto muerto y se suspendió en el verano de 1932.
En febrero de 1932 se celebró en Ginebra una conferencia en la que participaron 60 países miembro de la Sociedad de Naciones. En la que trataron la reducción de armamentos de los Principales países.
Alemania, cuyo ejército y marina ya estaban limitados en virtud del Tratado de Versalles, exigió que otros Estados hicieran lo mismo y, en caso de que se negaran a hacerlo, reclamaba el derecho a reconstruir sus fuerzas armadas. Alemania cada vez más exigente se retiró y más tarde se volvió a incorporar a las negociaciones, finalmente abandonó la conferencia y pocos días después la Sociedad de Naciones.
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