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EL LOBO Y EL PERRO
Un lobo muerto de hambre se admiro del buen aspecto de un perro fuerte y gordo.
- Si me sigues, estarás tan fuerte como yo -dijo el perro-. Solo tienes que adular a los de la casa y complacer al amo. El te dará sabrosos restos.
Marcharon juntos y, en camino, el lobo vio el cuello con heridas de su compañero.
- Es de la argolla con que me atan -le explico el perro.
-¿Atado? -exclamo el lobo -¿No puede correr por donde quieras?. Pues a ese precio no quiero ni el mas rico tesoro.
NO VENDAS TU LIBERTAD A NINGÚN PRECIO
Un lobo muerto de hambre se admiro del buen aspecto de un perro fuerte y gordo.
- Si me sigues, estarás tan fuerte como yo -dijo el perro-. Solo tienes que adular a los de la casa y complacer al amo. El te dará sabrosos restos.
Marcharon juntos y, en camino, el lobo vio el cuello con heridas de su compañero.
- Es de la argolla con que me atan -le explico el perro.
-¿Atado? -exclamo el lobo -¿No puede correr por donde quieras?. Pues a ese precio no quiero ni el mas rico tesoro.
NO VENDAS TU LIBERTAD A NINGÚN PRECIO
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5
EL LEÓN Y EL RATÓN
Después de un
largo día de caza, un león se echó a descansar debajo de un árbol. Cuando se
estaba quedando dormido, unos ratones se atrevieron a salir de su madriguera y
se pusieron a jugar a su alrededor. De pronto, el más travieso tuvo la
ocurrencia de esconderse entre la melena del león, con tan mala suerte que lo
despertó. Muy malhumorado por ver su siesta interrumpida, el león atrapó al
ratón entre sus garras y dijo dando un rugido:
-¿Cómo te atreves
a perturbar mi sueño, insignificante ratón? ¡Voy a comerte para que aprendáis
la lección!-
El ratón, que
estaba tan asustado que no podía moverse, le dijo temblando:
- Por favor no me
mates, león. Yo no quería molestarte. Si me dejas te estaré eternamente
agradecido. Déjame marchar, porque puede que algún día me necesites –
- ¡Ja, ja, ja! –
se rió el león mirándole - Un ser tan diminuto como tú, ¿de qué forma va a
ayudarme? ¡No me hagas reír!.
Pero el ratón
insistió una y otra vez, hasta que el león, conmovido por su tamaño y su
valentía, le dejó marchar.
Unos días después,
mientras el ratón paseaba por el bosque, oyó unos terribles rugidos que hacían
temblar las hojas de los árboles.
Rápidamente corrió
hacia lugar de donde provenía el sonido, y se encontró allí al león, que había
quedado atrapado en una robusta red. El ratón, decidido a pagar su deuda, le
dijo:
- No te preocupes,
yo te salvaré.
Y el león, sin
pensarlo le contestó:
- Pero cómo, si
eres tan pequeño para tanto esfuerzo.
El ratón empezó
entonces a roer la cuerda de la red donde estaba atrapado el león, y el león
pudo salvarse. El ratón le dijo:
- Días atrás, te
burlaste de mí pensando que nada podría hacer por ti en agradecimiento. Ahora
es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.
El león no tuvo
palabras para agradecer al pequeño ratón. Desde este día, los dos fueron amigos
para siempre.
La
fábula 'El león y el ratón' enseña a los niños a que todos, independiente del tamaño,
somos necesarios y podemos colaborar con los demás. Que jamás se debe
despreciar la capacidad ni las promesas de los demás, por más pequeñas
que sean. En algún momento ellos las cumplirán.
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