• Asignatura: Historia
  • Autor: jmasv2
  • hace 7 años

comentario sobre la obra nueva cronica y buen gobierno de guaman poma de ayala

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Respuesta dada por: pvpcrackvsotakus
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Explicación:

El manuscrito original consta de 1.179 páginas y fue encontrado en 1908 en la biblioteca real de Copenhagen. Recién treinta años después llegó a ser de conocimiento público cuando fuera publicado en edición fascimilar por el Instituto Etnográfico de Paris. La obra, completada según evidencias internas hacia 1615, tiene la forma de una extensa carta dirigida al rey de España. En ella el autor, Guamán Poma (águila león), pretende principalmente dos cosas; primero, reivindicarse a sí mismo y a su noble estirpe proveniente de Huánuco; segundo, formular un proyecto social e histórico para una sociedad indígena y andina inmersa en el profundo trauma, consecuencia de la conquista española con todo su potencial desintegrador.

Esta propuesta social viene fundamentada por una descripción de las cuatro épocas históricas que habrían existido antes de la llegada de los Incas y de la sociedad que estos impusieron en su imperio, el Tahuantinsuyu. Sobre esta base, el autor sugiere un Buen Gobierno, es decir una sociedad dominada por los españoles pero que al mismo tiempo integra aspectos de la sociedad incaica. El texto, escrito en castellano con muchos términos quechuas, se apoya en las abundantes ilustraciones que han hecho famoso a este libro y que se refieren a diversas actividades y situaciones. La aceptación de una realidad política de dominación no excluye la crítica amarga. En un dibujo, por ejemplo, aparece un calabozo subterráneo donde en tiempos de los Incas se encerraba al condenado junto con fieras y serpientes. La triste realidad que presencia Guamán Poma en sus viajes por el Perú lo hace ilustrar al indio acosado ahora por nuevas fieras, tales como el puma encomendero, la serpiente corregidor, el zorro doctrinero, el tigre capataz y otras plagas menores como el ratón cacique y el gato escribano.

La propuesta es integral y abarca también la esfera religiosa. El autor toma distancia de los ritos con marcados elementos chamánicos e invoca la permanencia de Wiracocha, la divinidad creadora, como una manifestación del verdadero dios del cristianismo. En suma, es una propuesta para una reconstitución del wañay, el tradicional consenso andino que abarca todas las diversas esferas de lo social..

El manuscrito Miccinelli

La profesora Laura Laurencich-Minelli, titular de la cátedra de Historia y Civilizaciones Precolombinas, Universidad de Bolonia, causó gran revuelo cuando en el IV Congreso Internacional de Etnohistoria en Lima, en Junio de 1996 al dar conocimiento de un documento encontrado en Nápoles en la década del 80. Según este manuscrito Guamán Poma sólo habría prestado su nombre y que el verdadero autor de la Nueva Crónica es en realidad el jesuita mestizo Blas Valera, personaje conocido principalmente por las abundantes citas que de él hace el Inca Garcilaso en sus Comentarios Reales.

La historia del documento, según se desprende de las anotaciones que trae en sus escasos 13 folios, sería en forma resumida la siguiente: Aparece por primera vez en el año 1737 en Concepción, Chile, cuando el jesuita Pedro de Illanes lo recibe de manos de un indio que está por morir. Algunos años después, el manuscrito es vendido por éste mismo jesuita en Nápoles y luego de diversas vicisitudes llega en 1927 a manos de un señor de apellido Cera. Una sobrina suya, Clara Miccinelli, reencuentra finalmente el manuscrito en 1985 al ordenar los documentos de la familia. Desde 1990, la mencionada profesora Laurencich-Minelli se ocupa del estudio científico del documento y de divulgar su contenido.

El motivo para ocultar el nombre del verdadero autor y usar en vez a Guamán Poma como "pantalla" habría sido el temor al escándalo y el rechazo por parte de la corona y la iglesia al ver a connotados jesuitas comprometidos en un proyecto de reforma social tan radical.

Además, según el manuscrito Miccinelli, los khipus, es decir las cuerdas anudadas y teñidas que se usaban en el antiguo Perú para censos, registros, guías de transporte, etc., aparte de tener una función contable y mnemónica, eran una forma de escritura (Domenici, 1996). Los especialistas que conocían su manejo e interpretación desaparecieron gradualmente luego de la conquista y hoy resultan incomprensibles. Su eventual contenido literario es materia que está hoy por hoy más allá de las posibilidades de la investigación seria. En un plano más incidental, se afirma también en el documento que el conquistador Francisco Pizarro, cuando sorpresivamente apresó a Atahualpa en Cajamarca, habría primero repartido a la escolta del Inca vino envenenado con arsénico.

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