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Separación magnética
En el ejemplo de la mezcla geométrica se aplicó una tamización, para la cual también puede utilizarse un colador (como el de las cocinas), una criba o un cedazo. Si todas las figuras son demasiado pequeñas para ser retenidas por el tamiz, se deberá acudir a otra técnica de separación.
Suponiendo que la estrella anaranjada tuviera la propiedad de ser ferromagnética, entonces podría ser removida mediante el uso de un imán.
En las escuelas se ha enseñado esta separación magnética mezclando arena, azufre o aserrín con virutas de hierro. La mezcla es heterogénea a la vista: el color grisáceo oscuro de las virutas contrasta con su entorno. Al acercársele un imán, sin embargo, las virutas de hierro se irán moviendo hacia él hasta emigrar de la arena.
De esta manera se terminan separando los dos componentes de la mezcla inicial. Esta técnica solamente tiene utilidad cuando uno de los componentes es ferromagnético a la temperatura en que se realiza la separación.
– Sublimación
Si en la mezcla geométrica hay una figura bastante fragrante o con una presión de vapor considerablemente alta, entonces podrá sublimarse aplicando un vacío y calentamiento. De esta manera, por ejemplo, el octágono turquesa, “sólido y volátil”, se sublimará; es decir, pasará de sólido a vapor.
Los ejemplos más comunes y representativos son las mezclas heterogéneas con yodo. Al calentarlas lentamente, parte de los cristales negro-morados sublimarán en vapores morados. Tanto la separación magnética como la sublimación son los métodos que menos se usan convencionalmente. En la siguiente imagen se puede observar un proceso de sublimación (hielo seco):
– Decantación
La decantación puede utilizarse para dos tipos de mezclas heterogéneas. Fuente: Gabriel Bolívar.
Si en el ejemplo de la mezcla geométrica algunas de las figuras hubieran permanecido fijadas sobre el recipiente, entonces aquellas que logran moverse serían separadas. Esto es lo que se conoce por decantación. En la imagen superior se muestran dos mezclas acuosas: una líquido-sólido (A), y otra líquido-líquido (B).
Mezcla líquido-sólido
En el recipiente de A tenemos un sólido en el fondo, fuertemente adherido a la superficie del vidrio (de tratarse de un beaker). Si su adhesión es tal, entonces el líquido puede verterse o decantarse en otro recipiente sin ningún problema. Lo mismo puede hacerse en el caso en que dicho sólido sea muy denso y, cuidadosamente, la decantación se realiza de igual modo.
Mezcla líquido-líquido
En el recipiente de B, no obstante, el líquido negro, inmiscible y más denso que el agua, se mueve si se inclina la mezcla; por lo tanto, si intentamos decantarlo como antes, el líquido negro también se colará junto con el agua. Se recurre entonces a un embudo de decantación para solucionar este problema.
Dicho embudo tiene forma de pera, trompo alargado o de bambalina, y en él se vierte la mezcla B. Por la boquilla estrecha de abajo, se decanta el líquido negro manipulando una llave de paso, de tal modo que gotee lentamente. Luego, por la boca de arriba se separa el agua para que no se contamine con los residuos del líquido negro.
– Filtración
Si la mezcla líquido-sólido no puede decantarse, como sucede en la inmensa mayoría de las veces y en los quehaceres diarios del laboratorio, entonces se recurre a la filtración: el método más común para separar mezclas heterogéneas. Se trata de la versión mojada de la tamización.
Regresando a la mezcla A del apartado anterior, supóngase que el sólido negro no muestra mucha afinidad por el vidrio, por lo que no se adhiere a él, y además permanece suspendido con partículas de diferentes tamaños. No importa cuánto se intente decantar, siempre se irá al recipiente receptor parte de este molesto sólido.
Explicación:
espero que te sirva