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Explicación:Herfried Münkler: Una cosa no excluye a la otra. A menudo, este tipo de conmemoraciones nos ofrecen la posibilidad de volver a tratar ciertos temas con tranquilidad y en profundidad. Y es que parece que la “Gran Guerra”, como la conocen los británicos, franceses e italianos, ha sido la que marcó el devenir del siglo XX. Se puede aprender mucho de ella, especialmente acerca de lo que no se debe hacer. En este sentido, puedo entender que, tratándose de un acontecimiento de este tipo, los europeos den lugar a la reflexión y se concentre en los fracasos ocurridos durante la primera mitad del siglo XX, con el fin no volver a cometer los mismos errores en el siglo XXI.
En Europa conocemos la guerra que tuvo lugar entre 1914 y 1918 como la “Primera Guerra Mundial”. ¿Por qué ha titulado usted su libro “La Gran Guerra”?
En primer lugar, el término “Gran Guerra” parece, a primera vista, algo extraño. En
Herfried Münkler, politólogo de la Universidad Humboldt de Berlín.
Herfried Münkler, politólogo de la Universidad Humboldt de Berlín.
segundo lugar, tiene carácter simbólico, por lo menos para el oído alemán. Es la guerra que ha definido a la Europa del siglo XX. Se puede decir que, sin esa guerra, nunca habría habido una Segunda Guerra Mundial, seguramente tampoco habrían surgido ni el nacionalsocialismo, ni el estalinismo, y habría sido difícil contemplar una toma de poder bolchevique en Petrogrado. Habría sido un siglo totalmente diferente. En este sentido, utilizar el término “Gran Guerra” es acertado.
Si, en efecto, la Primera Guerra Mundial ha sido tan determinante para el devenir del siglo XX, ¿por qué ha estado tan poco presente en Alemania en el reconocimiento de los errores del pasado? Al menos, comparándola con la elaboración que hace Alemania de la Segunda Guerra Mundial.
Es necesario diferenciar. Para nuestros vecinos europeos, como Italia, Francia o Gran Bretaña, la Primera Guerra Mundial siempre ha sido considerada como la Gran Guerra. Esto también tiene que ver con el número de víctimas que esta guerra provocó, que en el caso de estos países fue superior a las sufridas en la Segunda Guerra Mundial. En el caso de Alemania es diferente puesto que, primero, está relacionada con los desplazamientos, segundo, con los destrozos masivos ocasionados por las bombas y, tercero, con los crímenes y la culpa alemana. Si nos seguimos desplazando hacia el Este de Europa, vemos el papel clave que tiene la Segunda Guerra Mundial en el recuerdo colectivo. De hecho, se podría hablar de un declive oeste-este en la cultura europea de la memoria.
Un siglo después del final de la guerra se vuelve a abrir un debate acerca de los culpables, impulsado por la publicación del libro “El sonámbulo” del historiador australiano Christopher Clar. En la obra, el autor revé críticamente la tesis tradicionalmente aceptada acerca de la culpa exclusivamente alemana en lo referente al conflicto. Allí se señala que todas las grandes potencias fueron incapaces de impedir una guerra que tuvo su origen en los Balcanes. ¿Cuál es su posición en este debate acerca de la culpabilidad de la guerra? ¿Cree que conduce a algo?
Yo sostengo que el término culpable es poco útil en este contexto. Es, quizá, un término moral o jurídico. Al menos, así fue formulado en el Artículo 231 del Tratado de Versalles: “Alemania carga con toda la culpa”. Pero esta es una discusión que no tenemos por qué continuar hoy. Tiene más sentido hablar de responsabilidades que de culpa, y centrar la atención en las fallas de apreciación y en los desaciertos. Eso es lo que, cien años después, puede resultar útil para aprender de los errores de entonces.