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Desde su más tierna infancia dio muestras de su capacidad intelectual ya que a la edad de apenas tres años aprendió a leer y a los ocho compuso sus primeros versos.( 1648 - 1695 )
Nació en un pueblito del Estado de México, Nepantla, el 12 de noviembre de 1648. Sus padres fueron Pedro Manuel de Asbaje e Isabel Ramírez. En la carta "Respuesta a Sor Filotea de la Cruz", Sor Juana narra cómo aprendió a leer a los tres años: A escondidas de su madre, acompañaba a su hermana mayor a sus clases, y surgió en ella un deseo tan grande de aprender a leer que le mintió a la maestra diciéndole que su madre ordenaba que también a ella le diese la lección. Sor Juana Inés de Cruz
La pequeña Juana aprendió rápidamente y a partir de entonces desarrolló un enorme gusto por el estudio. Juana Inés vivió un tiempo en Panoaya, con su abuelo Pedro Ramírez y, además de correr por el campo y jugar con los animales, se pasaba horas enteras disfrutando la lectura de los libros del abuelo, a pesar de los constantes castigos que por esto recibió. En este lugar también aprendió a hablar náhuatl, de tanto que le agradaba platicar con los indígenas.
Juana llegó a la ciudad de México en el año de 1660, se estableció con unos parientes de su madre quienes la mandaron a estudiar latín. En sólo 20 lecciones aprendió esta lengua, lo que le permitió leer los libros de filosofía y ciencia, que en esa época se escribían en latín.
Cuenta Sor Juana que se fijaba un límite de tiempo para aprender algo, y si no lo lograba se iba recortando el pelo, pues no le parecía "...que estuviese vestida de cabellos, cabeza que estaba tan desnuda de noticias..." Su gran esfuerzo fue recompensado, pues empezó a sobresalir por sus grandes conocimientos y su memoria.
Cuando tenía apenas trece años, Juana Inés fue llamada a la corte virreinal para servir como dama de la virreina doña Leonor Carreto, Marquesa de Mancera, quien era una dama muy culta y sentía un gran amor por las letras. El ambiente de la corte influyó definitivamente en la formación de Juana Inés, pues los virreyes protegieron a Sor Juana de manera decidida. Un buen día, el virrey don Sebastián de Toledo, admirado ante la variedad de conocimientos que la joven demostraba, dispuso que fuera examinada en público ante cuarenta sabios.
Juana Inés salió airosa y la admiración que despertaba aumentó, prodigándose los honores a su persona.
Poco antes de cumplir los 16 años, Juana Inés toma una importante decisión: en lugar del matrimonio decide ingresar al convento de San José de las Carmelitas Descalzas, ya que este camino era la única opción que tenía una mujer para poder dedicarse al estudio. Apenas tres meses después de su ingreso, se vio forzada a abandonar el convento, pues la severa disciplina de la orden hizo grandes estragos en su salud.
Un año y medio permaneció en Palacio y después regresó a la vida de religiosa, esta vez en el convento de San Jerónimo. El 24 de febrero de 1669 tomó los votos definitivos y se convirtió en Sor Juana Inés de la Cruz.
Dentro del convento Juana fue una monja devota y rigurosa con sus obligaciones, sin embargo, el estudio de la ciencia y las letras fueron siempre para Sor Juana "su mayor delicia". Esto le trajo constantes regaños por parte de su confesor, el padre Antonio Núñez de Miranda, quien pensaba que esto no era correcto para una monja. En el convento, Sor Juana desempeñó los cargos de bibliotecaria y encargada de la contaduríaSe le invitó entonces a ser dama de honor de la esposa del virrey Mancera, oficio al que se dedicó por breve tiempo pues muy pronto lo abandonó para profesar como religiosa.Ingresó primero a la orden de Santa Teresa la Antigua y dos años después profesó en el convento de San Jerónimo con el nombre de Sor Juana Inés de la Cruz.Escribió tanto en prosa como en verso, incluyendo también obras del género dramático.
En la poesía lírica hizo composiciones populares, culteranas, religiosas y cortesanas.Lectora insaciable de los escritores barrocos españoles, adoptó como propio ese estilo en el que logró composiciones extraordinarias
Nació en un pueblito del Estado de México, Nepantla, el 12 de noviembre de 1648. Sus padres fueron Pedro Manuel de Asbaje e Isabel Ramírez. En la carta "Respuesta a Sor Filotea de la Cruz", Sor Juana narra cómo aprendió a leer a los tres años: A escondidas de su madre, acompañaba a su hermana mayor a sus clases, y surgió en ella un deseo tan grande de aprender a leer que le mintió a la maestra diciéndole que su madre ordenaba que también a ella le diese la lección. Sor Juana Inés de Cruz
La pequeña Juana aprendió rápidamente y a partir de entonces desarrolló un enorme gusto por el estudio. Juana Inés vivió un tiempo en Panoaya, con su abuelo Pedro Ramírez y, además de correr por el campo y jugar con los animales, se pasaba horas enteras disfrutando la lectura de los libros del abuelo, a pesar de los constantes castigos que por esto recibió. En este lugar también aprendió a hablar náhuatl, de tanto que le agradaba platicar con los indígenas.
Juana llegó a la ciudad de México en el año de 1660, se estableció con unos parientes de su madre quienes la mandaron a estudiar latín. En sólo 20 lecciones aprendió esta lengua, lo que le permitió leer los libros de filosofía y ciencia, que en esa época se escribían en latín.
Cuenta Sor Juana que se fijaba un límite de tiempo para aprender algo, y si no lo lograba se iba recortando el pelo, pues no le parecía "...que estuviese vestida de cabellos, cabeza que estaba tan desnuda de noticias..." Su gran esfuerzo fue recompensado, pues empezó a sobresalir por sus grandes conocimientos y su memoria.
Cuando tenía apenas trece años, Juana Inés fue llamada a la corte virreinal para servir como dama de la virreina doña Leonor Carreto, Marquesa de Mancera, quien era una dama muy culta y sentía un gran amor por las letras. El ambiente de la corte influyó definitivamente en la formación de Juana Inés, pues los virreyes protegieron a Sor Juana de manera decidida. Un buen día, el virrey don Sebastián de Toledo, admirado ante la variedad de conocimientos que la joven demostraba, dispuso que fuera examinada en público ante cuarenta sabios.
Juana Inés salió airosa y la admiración que despertaba aumentó, prodigándose los honores a su persona.
Poco antes de cumplir los 16 años, Juana Inés toma una importante decisión: en lugar del matrimonio decide ingresar al convento de San José de las Carmelitas Descalzas, ya que este camino era la única opción que tenía una mujer para poder dedicarse al estudio. Apenas tres meses después de su ingreso, se vio forzada a abandonar el convento, pues la severa disciplina de la orden hizo grandes estragos en su salud.
Un año y medio permaneció en Palacio y después regresó a la vida de religiosa, esta vez en el convento de San Jerónimo. El 24 de febrero de 1669 tomó los votos definitivos y se convirtió en Sor Juana Inés de la Cruz.
Dentro del convento Juana fue una monja devota y rigurosa con sus obligaciones, sin embargo, el estudio de la ciencia y las letras fueron siempre para Sor Juana "su mayor delicia". Esto le trajo constantes regaños por parte de su confesor, el padre Antonio Núñez de Miranda, quien pensaba que esto no era correcto para una monja. En el convento, Sor Juana desempeñó los cargos de bibliotecaria y encargada de la contaduríaSe le invitó entonces a ser dama de honor de la esposa del virrey Mancera, oficio al que se dedicó por breve tiempo pues muy pronto lo abandonó para profesar como religiosa.Ingresó primero a la orden de Santa Teresa la Antigua y dos años después profesó en el convento de San Jerónimo con el nombre de Sor Juana Inés de la Cruz.Escribió tanto en prosa como en verso, incluyendo también obras del género dramático.
En la poesía lírica hizo composiciones populares, culteranas, religiosas y cortesanas.Lectora insaciable de los escritores barrocos españoles, adoptó como propio ese estilo en el que logró composiciones extraordinarias
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Juana Inés de Asbaje y Ramírez; San Miguel de Nepantla, actual México, 1651 - Ciudad de México, id., 1695) Escritora mexicana. Fue la mayor figura de las letras hispanoamericanas del siglo XVII. Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho escribió su primera loa.
Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su erudición y habilidad versificadora.
Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su erudición y habilidad versificadora.
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