Respuestas
En los años sesenta del siglo pasado, una extendida concepción de lo que se conocía como «crecimiento económico moderno» lo entendía en términos de radical discontinuidad con el estado de cosas anterior. Paralelamente, en historia económica estaba ya bien acreditada la expresiva noción de «revolución industrial». “Economic history is a supply-side subject”, escribió hace años Eric Jones (1973: 198) y, ciertamente, visto desde este lado no parece que el mundo de las máquinas, el vapor y los obreros de fábrica pueda tener raíces en formas anteriores de organización del trabajo y fabricación de bienes manufacturados.
Pero fue en aquellos años cuando en congresos y en publicaciones académicas empezaron a plantearse interpretaciones diferentes, más complejas, de cómo vino al mundo la “revolución industrial”. Había ocurrido en espacios regionales antes que en un ámbito estatal más extenso, una escala que permitía contemplar a la vez los cambios en la vieja manufactura y las transformaciones en otros sectores de la economía y la vida social. Por otro lado, historiadores de inspiración marxista, desde su diversidad, contribuyeron no poco a ampliar el temario de un debate que situaban en el terreno de lo que denominaban transición al capitalismo.