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MITO:
Un mito es un relato tradicional que se refiere a unos acontecimientos prodigiosos, protagonizados por seres sobrenaturales o extraordinarios, tales como dioses, semidioses, héroes, monstruos o personajes fantásticos, que buscan dar una explicación a un hecho o un fenómeno.
PREJUICIOS DE SEXUALIDAD
Un término relacionado es prejuicio sexual, una actitud negativa hacia alguien por razón de su orientación sexual. Este predisposición no es igual que la homofobia, sino que es la discriminación hacia o contra el comportamiento no heterosexual.
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espero que te ayude
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Explicación:
Un artículo de Fundación Salud y Comunidad
La expresión de la sexualidad cambia a lo largo de la vida en función de la situación personal, emocional, física, etc. El envejecimiento es una etapa del proceso vital donde se producen cambios biológicos, psicológicos y sociales que también afectan a la sexualidad. El estereotipo dominante en la sociedad actual respecto a la sexualidad de las personas mayores es el antagonismo entre sexualidad y envejecimiento, sobre todo respecto a las mujeres.
En nuestra sociedad, la aceptabilidad de la sexualidad es diferente para los hombres y para las mujeres, produciéndose un doble rasero sociocultural que ofrece permisividad a los hombres, pero desvaloriza y estigmatiza a las mujeres que responden a sus necesidades y deseos sexuales.
Siguiendo a algunos autores como Carlos Verdejo, tenemos interiorizados una serie de mitos tradicionales sobre la sexualidad de las personas mayores, que afectan bien a una consideración social derivada de una discriminación por la edad (el sexo se acaba con la edad, es un hecho anormal, es pernicioso, vicioso y vergonzante), bien al hecho bio-psicológico de gozar (las personas mayores no disfrutan con el sexo, no tienen suficiente capacidad fisiológica que les permita tener conductas sexuales, los cambios orgánicos conllevan la desaparición del deseo sexual…).
geriatricarea Sexualidad envejecimiento
La edad no debe suponer una dificultad para los deseos sexuales y posibilidades de disfrute de las personas mayores
Otros prejuicios socioculturales se refieren a que las mujeres solo deberían tener sexo por amor; el silencio sexual que enfatiza que las mujeres no deberían mostrar interés por el sexo; en este sentido, la idea preconizada por la educación represora que entiende el sexo como medio estricto para la reproducción, del que no se espera que medie el deseo, y la consideración social de los cuerpos de las mujeres como objeto de deseo, que incluye altas expectativas acerca del atractivo y la imagen corporal, con las inevitables repercusiones sobre la autoestima de las mujeres mayores, según otros autores como Susan Sontag.
Se trata de mitos que han configurado el pasado y el presente de hombres y mujeres, y que interfieren de manera clara en la idea de la sexualidad y de cómo la viven las personas mayores.
Por otra parte, las transformaciones anatómicas y funcionales en los órganos sexuales, las alteraciones del sistema hormonal, el desarrollo de patologías crónicas y/o los tratamientos farmacológicos, entre otros, pueden condicionar la actividad sexual de los mayores. Estos cambios pueden influir, junto con otros factores como el grado de incapacidad y otros de carácter social, como la viudedad, en una disminución de la actividad sexual.
Según Montse García, psicóloga de la Residencia y Centro de Día de Benidorm (Alicante), gestionada por FSC, “a pesar de que la mujer vive más años que el hombre y existe una mayor proporción de viudas, en ellas está mal visto. Sin embargo, en los hombres se acepta y se valora que tengan una sexualidad activa, e incluso que se relacionen con mujeres más jóvenes”.
Sin embargo, la evidencia científica confirma que la edad no supone una dificultad para los deseos y posibilidades de disfrute de las personas mayores. Los estudios pioneros acerca de la sexualidad de las mujeres llevados a cabo por Masters y Johnson afirman que la capacidad de goce sexual de la mujer no decrece con la edad, incluso que la mujer disfruta tanto o más que el hombre.
Algunos estudios posteriores demuestran que un buen número de mayores tienen intereses sexuales a lo largo del proceso de envejecimiento y que disfrutan del sexo, aún en edades avanzadas. Por ejemplo, el estudio llevado a cabo en el Instituto de Neurociencia de Gotemburgo (Suecia) por Nils Beckman, que demuestra que la actividad sexual se mantiene en personas septuagenarias. Afirma que las mujeres de la generación que hoy tiene setenta años, están más realizadas sexualmente que las que tenían su edad hace treinta. En el mismo se destaca una mejora en la calidad de la vivencia de la actividad sexual y se valoran los sentimientos relacionados con el coito como una parte fundamental del bienestar sexual.
Según se señala en el Libro Blanco del Envejecimiento Activo del IMSERSO, “la información adecuada de la influencia del proceso del envejecimiento en la actividad sexual que se proporcione a las personas mayores, es esencial para eliminar los estereotipos y los tabúes de la función sexual, aspecto determinante en la calidad de vida de las personas mayores”.