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Este congreso tuvo lugar el miércoles 1ero de junio y el jueves 2 de junio, en el auditorio de Humanidades de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y, luego, el viernes 3 de junio, en el auditorio de la Alianza Francesa de Miraflores en Lima. Fue convocado y coordinado por Scarlett O’Phelan, en nombre de la Escuela de Posgrado de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y Georges Lomné, en nombre del IFEA. Logró reunir a 22 conferencistas y moderadores de 10 países, y contó con el auspicio de la embajada de España, la Cooperación regional francesa para los países andinos, el CNRS de Francia, el Instituto de Altos Estudios para América Latina (IHEAL) de París y la Alianza Francesa de Lima.
2Cabe recalcar que esta empresa no hubiera sido posible sin la energía y la tenacidad de Scarlett O’Phelan, profesora de planta de la PUCP. El deseo de Marcial Blondet, de terminar su decanato de la escuela de Postgrado con «broche de oro» y el apoyo incondicional del rector de la PUCP, Marcial Rubio, han brindado un invalorable aporte financiero, logístico y moral, para su realización en estrecha colaboración con el IFEA; sin olvidar a la oficina de eventos de la PUCP y a quién luchó para que esta actividad resultara perfecta en todos sus pormenores: Audrey Laval (IFEA).
3La idea del congreso surgió en el año 2009. La reciente entrada de América Latina a su «era historiográfica» hacía propicio el momento para reflexionar acerca de las independencias, en vez de conmemorarlas bajo un solo color interpretativo. Y para ello, ¿había acaso algo más relevante que interesarse en la voz de los vencidos, es decir la de los realistas? El tema va despertando cada día más interés y fue notorio que Izaskun Álvarez Cuartero y Julio Sánchez Gómez, ambos de la Universidad de Salamanca, hubieran organizado en abril del mismo año su octavo Congreso internacional de «visiones y revisiones de las independencias» sobre el tema específico de: «Realismo/Pensamiento Conservador: ¿Una identificación equivocada?». En este mismo sentido, el Congreso de Lima analizaría la actuación del virrey Abascal, la mayor figura americana del Realismo, en los años de 1809-1816.
4En la materia, los dos autores que mejor podían guiar los pasos de los organizadores eran Brian Hamnett (Universidad de Essex) y Victor Peralta (CSIC). Los participantes del Congreso tuvieron el inmenso agrado de acoger al primero en Lima, mientras que el segundo no pudo asistir por razones de agenda académica. La presencia de los demás ponentes tuvo que ver con la economía interna del Congreso. Es decir, con la necesidad de equilibrar los puntos de vista, las problemáticas y las áreas geográficas. La marcha del Congreso confirmó en gran parte la solidez de esta construcción.
5Juan Ignacio Vargas Ezquerra, de la Universidad Abat Oliba-CEU de Barcelona, fue invitado a presentar una primera ponencia sobre el propio personaje Abascal. En rigor, el ilustre asturiano había llegado al Perú a los 63 años y los organizadores querían contemplar su trayectoria previa. Era importante recalcar que el virrey del Perú tenía gran experiencia militar: había luchado contra los turcos en Argel y contra las tropas de la Convención en el Roussillon. Pero también había sido gobernador de Santiago de Cuba y Comandante general de la provincia de Guadalajara. Lo más resaltante, quizás, fue considerar el conocimiento que adquirió del Alto Perú al desplazarse por tierra de Buenos Aires a Lima. A su llegada, el Virrey supo armonizar con la elite local y emprendió una verdadera política ilustrada. En resumidas cuentas, el «marqués de la Concordia» era un ilustrado cuyo dilema fue conciliar el reformismo con la necesidad de enfrentar el espíritu independentista. Al respecto, Lizardo Seiner Lizárraga, de la Universidad de Lima, presentó en seguida el primer conato en territorio peruano: el grito de Tacna, en junio de 1811, cuyo bicentenario determinó la fecha de realización de este Congreso. El expositor recalcó la carencia de fuentes acerca del acontecimiento antes de describir lo que, a sus ojos, no fue ni una revolución, ni una revuelta indígena, sino una rebelión de 4 días (del 20 al 23 de junio) vinculada con la supuesta llegada de las tropas de Castelli. Las razones del desmoronamiento del movimiento serían tres: malentendido entre sus jefes; problemas de salud del principal líder, Francisco Antonio de Zela, y falta de apoyo de las tropas de Castelli por el mero hecho que habían sido derrotadas por Goyeneche, en Guaqui, el mismo 20 de junio.