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Pesca ilegal de tiburones
La carne de tiburón es la más barata, y se vende en todo el país, aunque camuflada bajo otros nombres. A este lugar llegan decenas de tiburones, pero no sus aletas.En el Asia, principalmente en la China, se consume la sopa de aleta de tiburón, un solo plato puede llegar a costar hasta 100 dólares.Según la organización ambientalista “Wild Aid”, en el Ecuador se sacrifican 300.000 tiburones cada año por el tráfico de aletas, pero algunos expertos dicen que la cifra podría llegar a 1000.000 de tiburones capturados por el contrabando de sus aletas. El 80% proviene de Galápagos, donde la pesca del tiburón está totalmente prohibida.Una investigación de “Wild Aid”, revela estas imágenes, que afirman fueron grabadas en Ecuador a un comerciante Chino, quien dice que en septiembre del año pasado, la comunidad internacional, aplaudió la decisión del Ecuador de prohibir la exportación de aletas de tiburón en todo el territorio nacional. Pero curiosamente meses más tarde, un boletín de prensa de la presidencia de la Republica anuncia que se firmara un nuevo decreto que permitiría la exportación de aletas siempre y cuando provengan de una pesca incidental. Pero: ¿Qué es una pesca incidental? Se considera incidental, cuando caen los tiburones por casualidad.Este decreto ha alarmado a la comunidad ambientalista a nivel mundial, quienes consideran que controlar la pesca incidental resulta imposible.Los ecologistas temen que se siga pescando en Galápagos con barcos pequeños, que estos salgan a aguas internacionales para entregar a barcos intermediarios, que llegarían a la costa ecuatoriana aduciendo que las aletas provienen de tiburones pescados fuera de Galápagos. Pero para el empresario pesquero Juan Benincasa, el único perjudicado con la prohibición de exportar aletas, es el pescador artesanal de la costa, quien sufre las consecuencias de la falta de control en Galápagos.En la playa de Tarqui, en Manta, dos lanchas han llegado de alta mar con su pesca; entre atunes, bonitos y dorados, cayeron también 15 tiburones, algunos de ellos muy jóvenes. Los dueños de las pequeñas embarcaciones dicen no salir a pescar los tiburones intencionalmente, y manifiestan que la prohibición de exportar aletas de este pez, les perjudica en su economía.Los pescadores venden el tiburón en 50 dólares a los intermediarios, quienes se encargan de faenarlo para vender el cuerpo en los mercados y las aletas a los comerciantes. Los comerciantes pagan por un juego de seis aletas pequeñas alrededor de 30 dólares; y por un juego de aletas grandes pagan hasta 300 dólares. Luego, nos comentan, se las llevan a los exportadores quienes las comercializan a los países asiáticos, a pesar de la prohibición.Para algunos expertos el permitir la exportación de aletas que provengan de una pesca incidental, es una gran cortina de humo para la comercialización ilegal de las mismas. Según Chiriboga, los grandes ganadores del negocio son los exportadores.En Ecuador, existen 6 empresas exportadoras de aletas de tiburón, pero tan solo en dos de ellas se concentró el 80% de las exportaciones del año 2004; estas son: Chiecua chino-ecuatoriano, y Apolinar pesca seca.Uno de los socios de Chiecua chino-ecuatoriano, el uruguayo Rodolfo Tochetto, accedió a hablar ante las cámaras de “La Televisión”, el afirma que jamás ha comprado aletas que provengan de la pesca ilegal en Galápagos, su argumento es que las aletas le llegan frescas, además dice que a el no se las venderían porque a los extranjeros en Manta, les tienen desconfianza.De acuerdo a cifras oficiales, en el transcurso del año 2004, en Ecuador, se sacrificaron unos 300.000 tiburones, los que según datos del banco central, equivalen a unas 50 toneladas de aletas de tiburón, estas a su vez le significaron a los exportadores unos 2000.000 de dólares; pero de acuerdo a una publicación de diario “El Comercio”, el negocio ilícito de aletas de tiburón mueve unos 15 millones de dólares anuales en nuestro país.El ministro del ambiente afirma, que parte del nuevo decreto es cobrar un impuesto por kilo de aleta exportado, lo que servirá para que en un plazo máximo de 60 días, una vez publicado el nuevo decreto, se elabore un plan de control responsable en la pesca ilegal del tiburón.El empresario turístico Herbert Frei, manifiesta que el turismo de buceo con tiburones es mucho más rentable para el Ecuador, y no se atenta de ninguna forma contra la especie.Pero el tema de los tiburones no es solo económico, es también de principios. La población de los grandes peces en los océanos se han reducido en un 80% en los últimos años. Los tiburones son fundamentales para mantener el equilibrio de la naturaleza del mar. Habría que preguntarnos como seres humanos: ¿Cuál es nuestra responsabilidad?
La carne de tiburón es la más barata, y se vende en todo el país, aunque camuflada bajo otros nombres. A este lugar llegan decenas de tiburones, pero no sus aletas.En el Asia, principalmente en la China, se consume la sopa de aleta de tiburón, un solo plato puede llegar a costar hasta 100 dólares.Según la organización ambientalista “Wild Aid”, en el Ecuador se sacrifican 300.000 tiburones cada año por el tráfico de aletas, pero algunos expertos dicen que la cifra podría llegar a 1000.000 de tiburones capturados por el contrabando de sus aletas. El 80% proviene de Galápagos, donde la pesca del tiburón está totalmente prohibida.Una investigación de “Wild Aid”, revela estas imágenes, que afirman fueron grabadas en Ecuador a un comerciante Chino, quien dice que en septiembre del año pasado, la comunidad internacional, aplaudió la decisión del Ecuador de prohibir la exportación de aletas de tiburón en todo el territorio nacional. Pero curiosamente meses más tarde, un boletín de prensa de la presidencia de la Republica anuncia que se firmara un nuevo decreto que permitiría la exportación de aletas siempre y cuando provengan de una pesca incidental. Pero: ¿Qué es una pesca incidental? Se considera incidental, cuando caen los tiburones por casualidad.Este decreto ha alarmado a la comunidad ambientalista a nivel mundial, quienes consideran que controlar la pesca incidental resulta imposible.Los ecologistas temen que se siga pescando en Galápagos con barcos pequeños, que estos salgan a aguas internacionales para entregar a barcos intermediarios, que llegarían a la costa ecuatoriana aduciendo que las aletas provienen de tiburones pescados fuera de Galápagos. Pero para el empresario pesquero Juan Benincasa, el único perjudicado con la prohibición de exportar aletas, es el pescador artesanal de la costa, quien sufre las consecuencias de la falta de control en Galápagos.En la playa de Tarqui, en Manta, dos lanchas han llegado de alta mar con su pesca; entre atunes, bonitos y dorados, cayeron también 15 tiburones, algunos de ellos muy jóvenes. Los dueños de las pequeñas embarcaciones dicen no salir a pescar los tiburones intencionalmente, y manifiestan que la prohibición de exportar aletas de este pez, les perjudica en su economía.Los pescadores venden el tiburón en 50 dólares a los intermediarios, quienes se encargan de faenarlo para vender el cuerpo en los mercados y las aletas a los comerciantes. Los comerciantes pagan por un juego de seis aletas pequeñas alrededor de 30 dólares; y por un juego de aletas grandes pagan hasta 300 dólares. Luego, nos comentan, se las llevan a los exportadores quienes las comercializan a los países asiáticos, a pesar de la prohibición.Para algunos expertos el permitir la exportación de aletas que provengan de una pesca incidental, es una gran cortina de humo para la comercialización ilegal de las mismas. Según Chiriboga, los grandes ganadores del negocio son los exportadores.En Ecuador, existen 6 empresas exportadoras de aletas de tiburón, pero tan solo en dos de ellas se concentró el 80% de las exportaciones del año 2004; estas son: Chiecua chino-ecuatoriano, y Apolinar pesca seca.Uno de los socios de Chiecua chino-ecuatoriano, el uruguayo Rodolfo Tochetto, accedió a hablar ante las cámaras de “La Televisión”, el afirma que jamás ha comprado aletas que provengan de la pesca ilegal en Galápagos, su argumento es que las aletas le llegan frescas, además dice que a el no se las venderían porque a los extranjeros en Manta, les tienen desconfianza.De acuerdo a cifras oficiales, en el transcurso del año 2004, en Ecuador, se sacrificaron unos 300.000 tiburones, los que según datos del banco central, equivalen a unas 50 toneladas de aletas de tiburón, estas a su vez le significaron a los exportadores unos 2000.000 de dólares; pero de acuerdo a una publicación de diario “El Comercio”, el negocio ilícito de aletas de tiburón mueve unos 15 millones de dólares anuales en nuestro país.El ministro del ambiente afirma, que parte del nuevo decreto es cobrar un impuesto por kilo de aleta exportado, lo que servirá para que en un plazo máximo de 60 días, una vez publicado el nuevo decreto, se elabore un plan de control responsable en la pesca ilegal del tiburón.El empresario turístico Herbert Frei, manifiesta que el turismo de buceo con tiburones es mucho más rentable para el Ecuador, y no se atenta de ninguna forma contra la especie.Pero el tema de los tiburones no es solo económico, es también de principios. La población de los grandes peces en los océanos se han reducido en un 80% en los últimos años. Los tiburones son fundamentales para mantener el equilibrio de la naturaleza del mar. Habría que preguntarnos como seres humanos: ¿Cuál es nuestra responsabilidad?
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