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Respuesta:
Espero que te sirva "
Explicación:
¿Quién investiga y construye la narrativa de los sitios arqueológicos en la ciudad de Lima, conocidos localmente como
huacas? Tradicionalmente, esta tarea ha sido responsabilidad de los arqueólogos profesionales, que, en la investigación,
conservación y, sobre todo, en los trabajos de «puesta en valor», suelen privilegiar el período de construcción, uso original
y transformaciones de estos sitios durante la época prehispánica, marginando e incluso haciendo invisible el papel que
las huacas tuvieron durante la Colonia y la República. Esta narrativa es problemática, puesto que, de manera subjetiva,
«congela» a las huacas en un periodo delimitado, y sugiere que su valor y significado se encuentra solamente en un pasado
específico. Siguiendo esta narrativa, las huacas son presentadas como espacios estáticos, en vez de espacios dinámicos que
cambian con el tiempo, donde todos los períodos históricos —incluido el período de ruina— contribuyen de manera
significativa a su estado actual. Inspirados en la estrategia de investigación, conservación y puesta en valor aplicada en
Huantinamarca en el distrito de San Miguel, proponemos ampliar la narrativa de las huacas e incluir todos los períodos
históricos, incluso aquella historia percibida como «negativa» para así construir una narrativa más completa, auténtica
e inclusiva.
Palabras clave: huaca, narrativa, ruina, ciclo de vida, Lima, historia negativa
Respuesta:
El complejo arqueológico monumental Mateo Salado, conocido también como huaca Mateo Salado, se encuentra en el Cercado de Lima, en su límite con los distritos de Breña y Pueblo Libre. La monumentalidad de las cinco pirámides escalonadas y truncas que lo conforman, así como la considerable extensión del conjunto (16.4 hectáreas), lo convierten en uno de los complejos arqueológicos más importantes de la costa central del Perú. Es también una de las expresiones más representativas de la arquitectura prehispánica de la capital peruana, teniendo además la particularidad de ubicarse en medio de la ciudad.
Fue un centro administrativo y religioso de la cultura Ychsma durante el periodo el Intermedio Tardío, iniciándose su construcción hacia el año 1100 d.C. Su ocupación prosiguió con los incas, quienes modificaron la arquitectura del sitio y lo incorporaron al sistema vial andino conocido como Qhapaq Ñan, el cual recorría los miles de kilómetros del Tahuantinsuyo. Tras la llegada de los europeos en 1532, el complejo arqueológico sufrió muchas depredaciones hasta llegar a estar en riesgo de desaparecer en el siglo XX. No obstante, y debido a su trascendencia, en el 2001 fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación.1
Desde julio de 2007, el Ministerio de Cultura inició un proyecto de largo plazo para la recuperación del complejo arqueológico. Fue así que las investigaciones arqueológicas, la conservación y los trabajos de habilitación para el turismo se aplicaron a tres de las cinco pirámides del complejo: la Pirámide A o Templo Mayor (intervenida del 2007 al 2008), la B o Pirámide de las Aves (del 2008 al 2010) y la E o Pirámide Funeraria Menor (de fines del 2012 y todo el 2013). Los excelentes resultados de dicha recuperación, aunados al programa de gestión hacia la comunidad que se lleva a cabo allí, han convertido a Mateo Salado en un modelo de recuperación del patrimonio arqueológico del Perú.2