La agricultura de conversación se basa en tres Pilares el mínimo laboreo del uso la rotación de especies en el espacio y el tiempo y
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Explicación:
La agricultura de conservación, según la FAO, comprende una serie de técnicas que tienen como objetivo fundamental conservar, mejorar y hacer un uso más eficiente de los recursos naturales mediante un manejo integrado del suelo, agua, agentes biológicos e insumos externos.1
La práctica de una agricultura de conservación es beneficiosa para la agricultura, el medio ambiente y el agricultor. Se busca la conservación máxima del suelo, un recurso no renovable, ya que el verdadero problema de la agricultura es su pérdida y degradación. Para evitar la pérdida de suelo hay que adoptar técnicas como la reducción y minimización de labores (de arado y labranza), la rotación de cultivos (implica un cambio en los tipos de raíz de los cultivos), el uso racional de fertilizantes químicos, la utilización de los restos vegetales de las cosechas como medio natural de protección y fertilización de los suelos, consiguiendo aumentar sus niveles de materia orgánica, mejorando su estructura de los mismos y manteniendo la productividad de los cultivos.2
Adoptando estas técnicas agrícolas:
Se reduce la erosión del suelo, y con ello su pérdida.
Se evita la contaminación de las aguas subterráneas y superficiales.
Se mantiene la producción durante más años.
Se logra mantener la propiedad del suelo como sumidero de carbono para reducir la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera como contingencia al cambio climático.
Se reducen las emisiones de CO2 a la atmósfera como consecuencia directa de la disminución de labores y el uso de maquinaría.
Se reduce la contaminación del suelo.
Se incrementa la capacidad de retención eficiente de agua en los suelos y se evitan las escorrentías superficiales.
Se aumentan los márgenes económicos por hectárea.
La Agricultura de conservación es un sistema de producción agrícola sostenible que comprende un conjunto de prácticas agrarias adaptadas a las condiciones locales de cada región y a las exigencias del cultivo, cuyas técnicas y el manejo del suelo evitan que se erosione y degrade, mejoran su calidad y biodiversidad y contribuyen al buen uso de los recursos naturales, como el agua y el aire, sin menoscabar los niveles de producción de las explotaciones.