1. ¿Qué crees que sintió Bartimeo, al darse cuenta que Jesús pasaba por donde él estaba? 2. ¿En qué momentos de este relato descubrimos que Jesús escuchó al ciego? 3. ¿Qué hizo el ciego después de ser curado? 4. ¿Sería mejor actuar como los discípulos o como los hijos del Padre Celestial? ¿Por qué? 5. ¿Cuáles es tú opinión acerca del actuar de Jesús ante Bartimeo? 6. ¿Qué consejo le darías aun cristiano después de leer la historia de Bartimeo?
Respuestas
Respuesta:"Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él y sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino mendigando. Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús
Respuesta:
Explicación:
Primeramente vemos al Señor deteniéndose en el camino para atender a un ciego. Un ejemplo de lo que acababa de decir: "El Hijo del Hombre vino para servir" (Mr 10:45).
También nos llama la atención que el ciego dejó todo lo que tenía para seguir a Jesús. Una actitud totalmente diferente de la del joven rico, que se había ido triste porque para él sus pertenencias eran más importantes que Jesús (Mr 10:21-22).
Y finalmente veremos al ciego completamente restaurado, habiendo pasado de la mendicidad a recobrar su libertad y dignidad, lo que sirve para ilustrar en qué iba a consistir el "rescate" que Jesús iba a conseguir por medio de la entrega de su propia vida (Mr 10:45).
"Al salir de Jericó"
En estos pasajes Marcos nos presenta al Señor Jesucristo en su último viaje a Jerusalén. Como él mismo había anunciado, su destino era la cruz, pero en el camino no dejaba de enseñar a sus discípulos, bien fuera por medio de sus palabras o por las obras que hacía.
Ahora llega a Jericó, a unos 25 kilómetros de Jerusalén, y allí tuvo lugar un incidente que por su interés, el evangelista lo ha recogido en su relato.
No obstante, notamos cierta diferencia entre los evangelistas en cuanto al punto exacto donde ocurrió el incidente. Mientras que Mateo y Marcos afirman que el milagro se produjo al "salir de Jericó", Lucas dice que fue "acercándose Jesús a Jericó" (Lc 18:35). Quizá la explicación a esta aparente contradicción la debamos buscar en el hecho de que en aquel momento había dos ciudades que se llamaban Jericó: por un lado estaban las ruinas de la antigua ciudad de la que nos habla el Antiguo Testamento (Jos 6) y que fue destruida por Josué, y la nueva Jericó construida por Herodes. Por lo tanto, puede que cada uno de los evangelistas haya tomado como punto de referencia una "Jericó" diferente, y dado que ambas estaban como a un kilómetro y medio de distancia entre sí, deberíamos entender que Bartimeo se encontraba en algún punto intermedio del camino entre ellas. En cualquier caso, éste es un detalle interesante porque pone de evidencia el carácter independiente de los relatos de los evangelios, desmontando la teoría popular de que unos evangelistas copiaban lo que escribían los otros.
"Bartimeo el ciego, hijo de Timeo"
Marcos explica para sus lectores que "Bartimeo" quería decir "hijo de Timeo". La verdad es que la familiaridad con la que se refiere a ellos nos hace pensar que tal vez el padre y el hijo llegaron a ser figuras conocidas dentro de la iglesia primitiva.
También nos dice que Bartimeo era ciego y que como resultado era pobre y se veía obligado a mendigar, dependiendo para su supervivencia de la ayuda de otros. Sin lugar a dudas, su mendicidad era un medio para ganarse la vida muy degradante.
Además, aunque la asistencia a Jerusalén para la fiesta de la pascua era obligatoria para los varones mayores de doce años, Bartimeo se encontraba impedido de ir. Para él, la fiesta lo único que le podía aportar era que por el camino en donde él se ponía a mendigar, en aquellos días pasara mucha más gente de lo habitual y podría encontrar algunas pruebas de la generosidad de los peregrinos que aliviaran en algo su necesidad.
"Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces"
Pero aquel día Bartimeo percibió la presencia de un peregrino especial, se trataba de Jesús nazareno, del que él había escuchado hablar mucho.
El Señor permite todo esto para probar cuánto deseamos realmente llegar hasta él. Y Bartimeo es un ejemplo extraordinario de una voluntad firmemente decidida por acercarse a Jesús. Podemos imaginarlo en su situación de ciego luchando contra toda aquella gente que le quería hacer callar, desorientado sin poder ver exactamente cuál era la actitud de Jesús frente a su clamor, pero no cesando en su empeño. Su determinación y perseverancia en medio de las dificultades son ejemplares para nosotros, que muchas veces abandonamos por mucho menos. A él no le importaron los reproches de los que estaban a su alrededor, ni hizo caso del ridículo que su importunidad probablemente le acarrearía, porque por encima de todo estaba su deseo de conocer a Jesús.
Esta inquebrantable insistencia de Bartimeo nos recuerda a la viuda que pedía justicia ante el juez y que finalmente la obtuvo por su perseverancia (Lc 18:1-8).