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La zona arqueológica monumental Huaycán de Pariachi tiene 60 hectáreas de extensión, cerca de 500 años de antigüedad y un pequeño asentamiento humano dentro de ella. Cuenta María Fe Espinoza, arqueóloga del Ministerio de Cultura, que la primera invasión a este complejo, que albergó a la sociedad prehispánica Ichma por el año 1200 d.C., ocurrió hace más de 30 años, cuando una familia se instaló en parte del sitio.
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La zona arqueológica monumental Huaycán de Pariachi tiene 60 hectáreas de extensión, cerca de 500 años de antigüedad y un pequeño asentamiento humano dentro de ella. Cuenta María Fe Espinoza, arqueóloga del Ministerio de Cultura, que la primera invasión a este complejo, que albergó a la sociedad prehispánica Ichma por el año 1200 d.C., ocurrió hace más de 30 años, cuando una familia se instaló en parte del sitio.
Actualmente, pese a las denuncias judiciales, los pobladores han llegado a ocupar 30 hectáreas de la zona arqueológica. “Ya no sabremos qué elementos valiosos hay debajo de esas casas”, lamenta la arqueóloga.
En Lima Metropolitana quedan 366 monumentos arqueológicos. De ellos, el 60% está en riesgo de ser invadido y estropeado por la expansión de la urbe o por mafias de traficantes de terrenos. Según Luis Cáceres, jefe de la Dirección de Arqueología del Ministerio de Cultura, son las huacas ubicadas en las zonas periféricas de Lima –como Ate, Carabayllo y Pachacámac, entre otras– las que están más expuestas.
“La mayoría está en riesgo, pero hace falta un estudio para precisar el estado en el que se encuentra”, recuerda.
Cáceres asegura que las 366 huacas han sido declaradas Patrimonio Cultural de la Nación, lo que les otorga un carácter de intangibilidad. Sin embargo, señaló que solo 44 de ellas, es decir el 12%, están inscritas ante la Superintendencia Nacional de Registros Públicos (Sunarp).
“Los que invaden se valen de títulos de propiedad, ya que el 98% de las huacas está a nombre de terceros. Lo que le queda al ministerio es inscribirlas en registros públicos con una carga cultural para que se conozca de su intangibilidad”, precisa Cáceres, al recordar que este trámite requiere un presupuesto importante que el ministerio actualmente no posee.
En los últimos diez años, se han presentado 294 denuncias por atentados a zonas arqueológicas de Lima ante la fiscalía. La más reciente fue por la destrucción de una de las pirámides de la huaca El Paraíso, en San Martín de Porres.
Además de su situación legal, las huacas de Lima tienen un crónico problema de delimitación. Un porcentaje mínimo se encuentra demarcado y protegido legalmente por hitos de demarcación.
En la zona arqueológica de Cajamarquilla, ubicada en Lurigancho-Chosica y de una superficie de 150 hectáreas, por ejemplo, no hay cerco que separe el monumento de la población. La inmensidad del lugar es atravesada por autos sin restricción.
Solo algunos paneles de concreto del Ministerio de Cultura advierten de la importancia de la zona. Invertir en cada uno de estos paneles le cuesta al ministerio entre S/. 3 mil y S/. 5 mil. Pensar en construir un cerco, entonces, se convierte en utopía. “Siempre hay fumones y hasta violaciones; los delincuentes se aprovechan de la inseguridad”, nos cuenta uno de los dos vigilantes de la zona.
Según algunos vecinos de los asentamientos humanos Santa Cruz y Paraíso, la huaca es un peligro y urge de presencia policial. El subgerente de serenazgo de Chosica, Juan Pucamayo, asegura que diariamente patrullan el monumento, pero que esa labor debe encabezarla la policía. Esta entidad indica que la responsabilidad es de la Policía de Turismo. Sin embargo, agentes de esta división refieren que no cuentan con personal para esa labor.
Desde el Congreso, el presidente de la Comisión de Cultura y Patrimonio, Ramón Kobashigawa, dice que se está buscando proteger a los complejos arqueológicos con un proyecto de ley. “Ya pasó al pleno y esperamos que se debata en la próxima legislatura”, es su deseo.