un editorial sobre el coronavirus con la esturctura el titulo el cuerpo y el remate de ese editorial y unos compromisos por favor
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Por: Editorial 17 de marzo 2020 , 07:42 pm.
Aunque hay que reconocer el esfuerzo de las autoridades, así como la disposición de millones de colombianos a acatar las recomendaciones, es claro que falta hacer más en la titánica tarea de contener el avance del covid-19 entre la población colombiana y en nuestro sistema de salud. En particular, la experiencia del caso italiano enseña, con crudeza, que en este momento es vital procurar el distanciamiento social entre la población. Aunque se ven avances en este sentido, todavía no parecen suficientes. Urge insistir en la importancia de que todos aportemos.
Las decisiones que se han venido tomando, que van desde el cierre de fronteras marítimas y terrestres hasta los toques de queda decretados por administraciones locales, tienen razón de ser, pero es fundamental que se adopten de manera coordinada. Bajo la premisa de que la disposición sincera y generosa para sumar esfuerzos en pos de una causa es la que salva vidas, no el afán por salvaguardar los propios intereses. Y es que imponer restricciones de la movilidad en municipios y departamentos sin obedecer a un plan de acción previamente acordado puede traer graves consecuencias.
Dicho lo anterior, hay que referirse a dos aspectos puntuales que generan preocupación. Se trata de dos puntos de tránsito que demandan el mayor de los rigores a la hora de poner en práctica los controles y las medidas: el aeropuerto internacional El Dorado de Bogotá y los más de 2.000 kilómetros de la frontera con Venezuela.
Ante una pandemia, la causa de salvaguardar millones de vidas desplaza, desde luego, cualquier otro interés.
En el caso del principal terminal aéreo del país, debe hacerse un llamado para que todos los que tienen injerencia en la tarea de ejercer controles allí –es decir, autoridades y concesionario– no pierdan de vista todo lo que finalmente depende de su labor. Es el momento de demostrar una férrea voluntad de hacer el trabajo con el mayor rigor posible. Solidaridad, grandeza y disposición para asumir responsabilidades más que para repartir culpas es lo que Colombia espera. La única preocupación tiene que ser la de cómo mitigar lo máximo posible el impacto de la pandemia.
En lo que tiene que ver con el país vecino, hay que resaltar que la presencia del nuevo coronavirus a ambos lados de la frontera –como ya se ha evidenciado– convierte esta zona en una verdadera bomba de tiempo sanitaria. Las razones pasan por las características y la fragilidad que en todos los aspectos muestra la región.
Por eso el llamado que hacen los gremios de la salud a abordar el asunto con criterios eminentemente epidemiológicos y sociales, lo mismo que el acercamiento que, con la intermediación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), han tenido el gerente de la frontera y el ministro de Salud colombianos con el responsable del sector en el país vecino, apuntan en la dirección correcta. Aquí, la clave también está en que los esfuerzos se sumen antes de que cada quien tire para su propio lado, receta segura para el fracaso.
Ante una pandemia como la del covid-19, la causa de salvaguardar millones de vidas desplaza, desde luego, cualquier otro interés. En este caso urge poner todos los esfuerzos al servicio del bienestar de los dos pueblos.