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No sé si por la anomia social o la plena inconsciencia de nuestros políticos y gobernantes, lo cierto que el Perú siempre se ha visto inmerso en una suerte de panorama confuso, difuso, plagado de zancadillas. Quizás ya, desde la Polémica entre Bolívar y Riva güero, añadiendo este primero que de seguir con esa inconsciencia retrógrada, los males se repetirán una y mil veces hasta el infinito. No es posible darle la razón sin optar por una verdadera interpretación de los acontecimientos; sin embargo, los hechos acabaron de darle la razón al Libertador. Aún cuando el Libertador soñaba con la libre elección de los pueblos, en la otrora famosa entrevista de Quito, con San Martín, señaló que los pueblos acabados de ser libres, parecieran que no tuviera otra opción de elegir por un gobierno nacido de la expresión popular. En aquél diálogo histórico y memorable, Bolívar enfatizaba que los pueblos no podían vivir más en un ambiente de Monarquía, que sí lo quería San Martín porque no estábamos preparados para la democracia.
Desde ya, los Libertadores advirtieron que los pueblos tendrían dificultades para ejercer plenamente su dominio. Es indudable que no hemos avanzado en gran medida, apenas unos cuantos gobiernos democráticos escoltados paralelamente o interrumpidos por otros tantos dictatoriales militares. Cuando apareció el conflicto infausto del 1879, el Perú nuevamente se encontraba en esa disyuntiva, obviamente desunidos entre Piérola y Pardo, no podríamos hacer frente a la amenaza, para diluir el conflicto. Este trabajo trata de resumir este periodo y esbozar un punto de vista crítico que ayude a seguir desentrañando este periodo, tan clásico por su ineficiencia como por el sentir histórico a espaldas de los protagonistas, lo dividiremos en dos partes; la primera que verá los aspectos a priori de la Guerra y la segunda parte, los aspectos a posteriori, para finalizar con una breve conclusión.