Un imforme sobre el buen. Uso de la tecnología y los efectos que se da

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Respuesta dada por: granadavalenciay
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HISTORIA DE LA INFORMATICA No hay palabra de la que se haya abusado más al hablar de informática que «revolución». Si creemos lo que dicen la prensa diaria y la televisión, cada modelo nuevo de chip, cada componente nuevo de software, cada nuevo adelanto en las redes sociales y cada modelo nuevo de teléfono móvil u otro dispositivo portátil cambiarán nuestra vida de forma revolucionaria. Unas semanas más tarde el objeto de esos reportajes curiosamente queda olvidado y pasa a sustituirse por un nuevo avance, el cual, se nos asegura, constituye, esta vez sí, el verdadero punto de inflexión. Sin embargo, es indiscutible que el efecto de la tecnología informática en la vida diaria del ciudadano de a pie ha sido revolucionario. Sólo con medir la capacidad de cálculo de estas máquinas, tomando como referencia la cantidad de datos que pueden almacenar y recuperar de su memoria interna, se pone de manifiesto un ritmo de progreso que ninguna otra tecnología, ni antigua ni moderna, ha alcanzado. No hace falta recurrir a los lenguajes especializados de ingenieros o programadores informáticos, pues la enorme cantidad de ordenadores y aparatos digitales que hay instalados en nuestros hogares y oficinas o que los consumidores llevan de un lado a otro por todo el mundo revela un ritmo de crecimiento parecido y que no da muestras de estar aminorando. Una medida aún más significativa nos la proporciona lo que estas máquinas son capaces de hacer. El transporte aéreo comercial, la recaudación de impuestos, la administración e investigación médica, la planificación y las operaciones militares; estas y muchísimas otras actividades llevan el sello indeleble del apoyo informático, sin el cual serían muy diferentes o, sencillamente, no existirían. Al intentar resumir la historia de la informática a lo largo de las últimas décadas nos enfrentamos a la dificultad de escribir en medio de esta fulgurante evolución. Si queremos hacerlo con el rigor debido, habremos de reconocer que tiene sus raíces históricas en la base de la civilización, que en parte se ha caracterizado por la capacidad de las personas de manejar y almacenar información por medio de símbolos. Pero en ella también debemos recoger los rápidos avances y la difusión vertiginosa de que ha sido objeto desde 1945, lo que no es fácil, si queremos conservar simultáneamente la perspectiva histórica. Este artículo es un breve repaso de las personas, las máquinas, las instituciones y los conceptos fundamentales que constituyen la revolución informática tal y como la conocemos en la actualidad. Empieza con el ábaco — que además del primero por orden alfabético es, cronológicamente, uno de los primeros instrumentos de cálculo— y llega hasta el siglo xxi, en el que las redes de ordenadores personales se han convertido en algo habitual y en el que la potencia informática ha terminado por integrarse en minúsculos dispositivos portátiles. Aunque los aparatos digitales siguen evolucionando a mayor velocidad que nunca, los ordenadores personales se han estancado. Sus componentes físicos se han estabilizado: un teclado (procedente de la famosa máquina de escribir de la década de 1890); una caja rectangular que contiene los circuitos electrónicos y la unidad de almacenamiento, y encima de ella, un terminal de visualización (heredero de la ya mítica pantalla de televisión de finales de la década de 1940). Lo mismo ha ocurrido con los circuitos electrónicos que hay en su interior, al margen de que cada año tengan mayor capacidad: durante los últimos treinta y cinco años han estado compuestos de circuitos integrados de silicio revestidos de tubos de plástico negro montados en paneles también de plástico. Los ordenadores portátiles dieron al traste con esta configuración, pero esencialmente son iguales. Tanto ingenieros como usuarios están de acuerdo en que su diseño físico presenta numerosos inconvenientes. Pensemos, por ejemplo, en las lesiones de los músculos de las manos que se producen por el uso excesivo de un teclado que se diseñó hace un siglo. Ahora bien, todavía no ha tenido éxito ninguno de los muchos intentos por lograr una potencia, una versatilidad y una facilidad de uso equivalentes en otras plataformas, en especial en teléfonos portátiles.

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espero te ayude


Tineojulcasherlit: Muchas gracias
granadavalenciay: de nada
Respuesta dada por: Pamela520
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El debate sobre el uso de las nuevas tecnologías en el ámbito del aprendizaje no es nuevo, pero es cierto que se dan posturas claramente contradictorias ante dicha cuestión: mientras unas alaban los beneficios que comportan, otras se centran en alertar de los riesgos de un mal uso.

Las nuevas tecnologías no son en sí un medio para adquirir aprendizajes si no se utilizan de una manera correcta en un ámbito

de enseñanza-aprendizaje bien planteado. Nuestras nuevas generaciones nacen con las tecnologías debajo del brazo y se debe valorar lo positivo de adquirir esta competencia digital cuanto antes mejor. Sin embargo, la familiaridad con la que hemos adoptado

la presencia de las nuevas tecnologías puede provocar que se tomen decisiones sobre su uso sin prever las consecuencias. De hecho, vemos cada vez más expresiones de los riesgos reales que supone el mal uso de las tecnologías entre niños y adolescentes.

La utilización de las TIC se utilizan para aplicar nuevas metodologías que facilitan la adquisición de competencias de lectura y escritura, incluso es eficazson eficaces para trabajar con alumnos con dificultades. Pero también ha de preocupar el uso desmesurado y descontrolado que hacen niños y jóvenes. De este abuso se deriva la pérdida de una gran cantidad de tiempo o la justificación de la omisión y de faltas de ortografía en las comunicaciones. Y también asistimos al empobrecimiento del vocabulario.

La cuestión del tiempo empleado al uso de las tecnologías causa una dependencia a edades tan tempranas que puede causar dificultades y aislamiento en el futuro. Por otro lado, el empobrecimiento del lenguaje utilizado dificulta el aprendizaje de la escritura, en cuanto a la ortografía y la expresión escrita. No se adquieren las normas básicas y cuesta expresar las ideas con el orden y la coherencia adecuadas. Tampoco ayuda en el aprendizaje de la lectura, ya que las pantallas provocan una lectura demasiado superficial y ligada a la imagen. Es posible que también afecte al escaso hábito lector de los niños.

Absolutizar siempre es un riesgo. De ahí que conviene un planteamiento de elección desde la reflexión y buscando la buena utilidad de las herramientas tecnológicas. Una buena elección y un buen uso pueden comportar grandes beneficios en el aprendizaje, pero una mala elección provocará consecuencias negativas en el desarrollo personal y social.

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