resumen de el techo de estrellas

Respuestas

Respuesta dada por: 666Nico666Crack666
3

Respuesta:

-Hoy es un gran día para Pedro porque por

fin ha salido del hospital y vuelve a casa.

Su familia y sus amigos han preparado una

fiesta para recibirlo. Hay globos por todas

partes, una tarta en forma de nave espacial en la que han escrito con chocolate

la palabra “Bienvenido” y, por supuesto,

regalos. Como Pedro tiene que permanecer en cama varios meses, sus abuelos le

han comprado un maletín de pintor con

muchos colores para que haga dibujos

muy bonitos. Sus compañeros de colegio

le han regalado un xilófono, y su hermana pequeña, Sara, ha hecho una montaña con todos los cuentos que quiere que

Pedro le lea. Es verdad que el regalo de

Sara es un poco raro, pero es que a Sara le

gustan mucho los cuentos y aún no sabe

leer. Lani, su perrita, también le quiere

dar la bienvenida y se acerca con un hueso.  

Mientras Pedro estaba en el hospital,

mamá ha pintado estrellas en el techo

de su dormitorio. A Pedro siempre le han

gustado las estrellas. Cuando era más

pequeño, todas las noches miraba por la

ventana antes de irse a dormir. Por la mañana, nada más levantarse, iba corriendo

a la ventana para ver si las estrellas aún

estaban ahí y siempre se enfadaba al ver

que se habían ido. Su madre le explicó que

de día seguía habiendo estrellas, pero que

no se podían ver porque el sol daba mucha luz. Ahora podrá verlas todo el tiempo.  

Pedro tiene que estar en la cama casi todo

el día, pero no se aburre. Cuando termina

los deberes, dibuja con las pinturas de su

maletín nuevo, lee cuentos a Sara, se inventa canciones o juega en el ordenador.

Después de cenar, sus padres se tumban

junto a él en la cama y le cuentan historias

sobre las estrellas. Sara y Lani también se

suben a la cama a escuchar las historias. La

cama está tan abarrotada que no se puede

ver ni un pedacito de colcha.

—No todas las estrellas son lo mismo, Pedro —dijo papá la primera noche—. Algunos de los puntos brillantes que vemos

en el cielo no son estrellas, sino planetas

como la Tierra. Los planetas no emiten luz

propia, pero brillan como los diamantes

cuando los ilumina el Sol. Lo mismo ocurre

con la Luna. El planeta que se ve más brillante es Venus. Es tan brillante que se ve

al atardecer y al amanecer aunque sea de

día. Por eso se le llama “el lucero del atardecer” o “el lucero de alba”, dependiendo

de cuándo lo veas.  

Otra noche su mamá le habla de las estrellas como el Sol. Las estrellas son bolas de gas muy caliente que emiten luz.

El Sol es más grande que la Luna, y que

la Tierra, y que todos los demás planetas

del Sistema Solar. En el Universo hay muchísimas estrellas, la mayoría son de un

tamaño parecido al Sol, pero algunas son

tan grandes como cincuenta soles. “Además, si pudiésemos verlas de cerca —dice

mamá—, nos daríamos cuenta de que tienen diferentes colores”.

—¿De verdad, mamá? ¿Hay estrellas verdes? ¿Y rosas? ¿Y violeta? —interrumpe

Pedro emocionado ante la idea de un universo multicolor.

—No, Pedro, las estrellas no pueden tener

cualquier color. Las estrellas más grandes

son blancas, las de un tamaño parecido

al Sol son amarillas y se vuelven rojizas

cuando se hacen viejas, pero no hay ninguna estrella que sea verde.

—¡Vaya! —exclamó Pedro un poco desilusionado—. ¡Pensaba hacer un dibujo

precioso!

Papá acarició la cabeza de Pedro con

una sonrisa.  

A veces, Sara, Pedro y papá juegan a poner nombres a las estrellas.

—¿Qué nombres se pueden poner a las

estrellas? —pregunta Pedro.

—Hay nombres de diferentes tipos —contesta papá—. Los astrónomos griegos solían poner a las estrellas los nombres de

sus dioses y héroes. Uno de los grupos de

estrellas más conocido se llama “constelación de Orión”, en honor del famoso gigante griego llamado Orión. Dice la leyenda que un día los dioses Zeus, Poseidón y

Hermes visitaron al anciano Hirieo, que no

podía tener hijos. Hirieo fue muy amable

y, en agradecimiento a su hospitalidad, los

dioses le concedieron el deseo de tener

un hijo. Para ello, orinaron en la piel del

buey que se habían comido. Cuando finalizaron, le dijeron a Hirieo que enterrara la

piel y a los nueves meses nacería un niño.

Después del plazo mencionado, nació un

niño al que llamaron Orión en recuerdo de

los orines que lo engendraron.

—¡Qué guarrada, papá! —grita Pedro con

cara de asco.

 

Mientras papá hablaba, Lani había entrado en la habitación y estaba tumbada a

los pies de la cama.

y se quedo dormido fin

Respuesta dada por: michelrangelbau22
3

Respuesta:

que aprendiste mediante la lectura de este libro

Preguntas similares