la lista de los conceptos más importantes
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Respuesta:
hay estan espero que te sirva
Explicación:
1. Todo está hecho de átomos
En una ocasión alguien preguntó al físico Richard Feynman qué salvaría si todo el conocimiento científico fuese destruido. Respondió: “Que todo está hecho de átomos”. Si lo dijo Feynman, faltaría más, merece abrir esta lista.
2. La evolución
En contra de lo que dice la sabiduría popular, Darwin nunca dijo eso de que sobrevive el más fuerte. Ni que descendemos de los monos. Lo que realmente dijo Darwin es que las especies deben adaptarse a su entorno para sobrevivir. A esa lucha contra los elementos, a esa adaptación constante, la llamo evolución.
3. Somos polvo de estrellas
La frase es de Carl Sagan y, además de ser perfecta para poner en el muro de Facebook, es literalmente cierta. Toda la materia del universo procede de las supernovas. Usted mismo, ahí donde se ve, se generó en el interior de una estrella muerta hace millones de años. ¿No es increíble?
4. Los elementos químicos
La tabla periódica que estudiamos en el cole fue diseñada por un químico suizo llamado Alfred Werner. Es, por tanto, un modelo, y seguramente habrá otros mejores en el futuro. Lo importante, en realidad, no es la tabla, sino lo que representa: los elementos químicos y sus propiedades.
5. Las cuatro fuerzas
Además de la salud, el dinero y el amor, hay cuatro fuerzas (o interacciones) en la naturaleza: la gravedad, la fuerza electromagnética, la nuclear fuerte y la nuclear débil. Todo lo que ocurre en el universo, desde la explosión de una estrella hasta tu cuñado, tiene su origen en una de estas cuatro fuerzas, o en varias combinadas.
6. El universo tuvo un comienzo y tendrá un final
Casi todo el mundo sabe (y acepta) que el universo empezó con una gran explosión a la que llamamos Big Bang. Lo que nadie tiene claro es cómo demonios acabará. Hay varias teorías. Está, por ejemplo, ésa que dice que la expansión seguirá ad infinitum. Otra más espectacular sostiene que, pasado un punto crítico, el Universo empezará a contraerse hasta generar una nueva explosión. Un buen guionista optaría por ésta sin dudarlo.
7. El ADN es universal
En otras palabras: si estás vivo tienes ADN, incluso si eres una ameba. El ADN (ácido desoxirribonucleico) es el manual de instrucciones de la vida, un inmenso almacén repleto de información hereditaria. Está formado por cuatro moléculas llamadas nucleótidos enlazas entre sí en una especie de escalera retorcida. Es la famosa doble hélice, descubierta en 1953 por James D. Watson y Francis Crick, todo un icono del siglo XX.
La excepción que confirma esta regla (la universalidad del ADN) son los virus ARN que, como su nombre indica, tienen ácido ribonucleico (ARN) en lugar de desoxirribonucleico. Este excepcional bicho es el responsable de enfermedades como la hepatitis C, la polio, la gripe aviar o la gripe común.
8. Las leyes de la termodinámica
También esto ocupaba buena parte del temario de ciencias en el colegio. Y no es para menos. La palabreja viene del griego, thermos (calor) más dinamos (fuerza). Se trata, en efecto, de la rama de la física que estudia la relación entre el calor y las otras formas de energía. Tiene tres leyes, pero, por algún motivo, todo el mundo se sabe solo la primera: la energía ni se crea ni se destruye, se transforma.
9. Los continentes se desplazan
Pero lo hacen a su ritmo. Una de esas expresiones que estudiamos en el cole y que jamás volvemos a pronunciar el alto es “tectónica de placas”. Esta teoría nos dice que la superficie de la Tierra se desplaza lentamente sobre el manto. Si tienes hijos, debes tenerla siempre fresca a la espera de que tu retoño te pregunte, en el momento más inesperado, de dónde salen las montañas.
10. Nada de lo anterior es definitivo
Al menos, así es como nos enseña a pensar la ciencia. Todas las ideas están sujetas a revisión, incluso las que damos por seguras como la evolución o la universalidad del ADN. Por supuesto, todo lo aquí expuesto se basa en el método científico, que es la mejor herramienta que tenemos para poner a prueba la veracidad de una hipótesis. Estamos prácticamente convencidos de que los puntos 1 a 9 son correctos. Vivimos dándolo por hecho. Pero la ciencia, por su propia naturaleza, es duda antes que certeza. Ése precisamente es su motor.