¿Cuál es la diferencia cuantitativa entre la columna vertebral de un adulto y un niño de 5 años?
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Respuesta:
¿ESTAMOS MIDIENDO EL MISMO HUESO EN NIÑOS QUE EN ADULTOS?
Existe una serie de consideraciones a tener en cuenta a la hora de realizar una medición de masa ósea en un niño o adolescente. Efectivamente, estamos ante un hueso en formación, con períodos de crecimiento y de mineralización que no son homogéneos ni en el tiempo ni en las distintas localizaciones del esqueleto. Así, el tamaño y los depósitos minerales del esqueleto aumentan rápidamente durante la infancia y la pubertad1,2. El 86% de la masa ósea de la columna es adquirida antes de la edad ósea de los 14 años en las niñas3,4.
En primer lugar, por todos es sabido que la osificación del esqueleto se realiza en distintos momentos a lo largo de la infancia y adolescencia: así, mientras las vértebras están ya osificadas en el momento del nacimiento, las metáfisis de los huesos largos (radio, cúbito, fémur, etc.) son las últimas en hacerlo. Es lo que viene a definirse como la edad ósea, que se desarrolla de forma paralela pero no necesariamente sincrónica a la edad cronológica, teniendo lugar un ritmo de osificación propio para cada individuo de forma absolutamente normal5,6.
Esto mismo ocurre durante la pubertad, cuando las hormonas sexuales controlan en crecimiento y la mineralización ósea: hablamos entonces de edad puberal, marcada por los estadios de Tanner, cuya cronología es también muy variable entre individuos y que tampoco es coincidente con la edad cronológica. Es más, durante la pubertad la edad ósea se corresponde más estrechamente con la edad puberal que con la cronológica.
Vemos, pues, que mientras en el adulto la edad cronológica establece las variaciones en la masa ósea (con el inciso de la influencia de la menopausia en las mujeres) y éstas se producen tan lentamente que es preciso agruparlos por década de edad, en la infancia y la adolescencia la masa ósea sufre cambios casi anuales y debe ser relacionada con las edades ósea y puberal.
Por otro lado, el crecimiento en tamaño del esqueleto apendicular y el axial tiene diferente secuencia en el tiempo; el crecimiento apendicular es más rápido que el axial antes de la pubertad, mientras que al llegar ésta se acelera el del esqueleto axial y decrece aquél, tanto en chicas como en varones7,8. Además, el crecimiento en tamaño precede al crecimiento en densidad. Algunos autores encuentran que a los 16 años en los chicos se ha alcanzado el tamaño del esqueleto adulto, mientras que la masa ósea está aún un 10% por debajo del pico. Estos distintos patrones temporales de maduración influirían en que, según el momento del desarrollo óseo en que incida un factor de riesgo o enfermedad, se produzca la afectación del esqueleto axial o el apendicular7.
Pero, además, no todo el tejido óseo se comporta de igual forma en su desarrollo: el hueso cortical no ve prácticamente modificada su densidad ósea volumétrica, debido a que en él el crecimiento de la masa mineral ósea y el tamaño son proporcionales9. Los datos para el hueso trabecular son distintos: la densidad ósea volumétrica de la columna se incrementa cuando avanza el crecimiento, debido a que aumenta el grosor de las trabéculas, no el número de ellas10. Es interesante comprobar que el incremento en la densidad trabecular es similar en los niños que en las niñas11.