Respuestas
Respuesta:
La democracia participativa debe salirse de las leyes e inundar el país, los departamentos, las ciudades, los barrios, los salones de clase, las universidades e incluso a los espacios donde la participación política no llega.
Según Bobbio, la democracia es la doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno y también en el mejoramiento de las condiciones del pueblo. Colombia pasó formalmente de ser un país con una democracia representativa a tener una participativa a partir de la publicación de la Constitución de 1991, con la nueva noción plasmada en la Carta Magna del 91, nació el Consejo Nacional de Planeación y los mecanismos de participación ciudadana que han permitido, hasta el día de hoy, que los colombianos puedan proteger sus derechos y que gocen de importantes instrumentos para contribuir en los asuntos públicos. Esta forma de gobierno llega para producir avances y superar la exclusión y los vicios políticos de fondo.
Lo que sucedió con la democracia participativa
A pesar de todo el desarrollo Constitucional que adoptó Colombia con la Constitución de 1991 y la estructura legal que tiene en materia de participación, la dinámica política y la toma de decisiones van en contravía y se inscriben más en procesos cerrados, unilaterales y excluyentes. Lamentablemente, nuestra democracia participativa no pasará de ser una simple forma de distracción mientras no existan gobiernos comprometidos con generar las condiciones para la participación real de los ciudadanos y grupos de la sociedad civil preparados, activos y conscientes de sus derechos a conquistar y de los deberes que deben cumplir para hacer realidad los postulados democráticos; sin embargo, participar por participar parece ser la consigna y la forma más cómoda que han encontrado los gobiernos para promocionar la democracia pues, participar sin capacidad de decisión es una invitación falsa que recorre las agendas de los Consejos de Paz, de Planeación, Juventud y Cultura.
En fin, esta forma de participación política vacía lleva al desgaste de las formas de organización de la sociedad civil, aumenta su apatía hacia lo público y termina causando el efecto contrario de lo que buscaba la democracia participativa en la Constitución de 1991.