• Asignatura: Historia
  • Autor: androxm12
  • hace 7 años

Explica cómo se relaciona la iglesia con el estado durante el Imperio bizantino​


elpro1172y: de cono la mejor
elpro1172y: grasias

Respuestas

Respuesta dada por: adriantinizaray10
3

Respuesta:

La Iglesia y el Estado en Bizancio

EL FUNDADOR del cristianismo dejó muy clara la marcada diferencia que debe existir entre sus seguidores y el mundo de la humanidad apartado de Dios. Jesús dijo a sus discípulos: “Si ustedes fueran parte del mundo, el mundo le tendría afecto a lo que es suyo. Ahora bien, porque ustedes no son parte del mundo, sino que yo los he escogido del mundo, a causa de esto el mundo los odia” (Juan 15:19). Y ante Pilato, un representante de la potencia política de su día, declaró: “Mi reino no es parte de este mundo” (Juan 18:36).

Para cumplir con su responsabilidad de predicar “hasta la parte más distante de la tierra”, los cristianos no podían distraerse con los asuntos del mundo (Hechos 1:8).

Al igual que Jesús, los primeros cristianos no intervinieron en la política (Juan 6:15). Era obvio que los cristianos fieles no ocupaban cargos públicos ni posiciones administrativas. Sin embargo, esa situación cambió con el tiempo.

“Parte del mundo”

Algún tiempo después de la muerte del último apóstol, los guías religiosos empezaron a cambiar, por voluntad propia, su opinión sobre sí mismos y el mundo. Comenzaron a imaginarse un “reino” que no solo estaba en el mundo, sino que era parte de él. Será aleccionador examinar cómo se fusionaron la religión y la política en el Imperio bizantino —el Imperio romano de Oriente—, cuya capital era Bizancio (hoy Estambul).

La Iglesia bizantina, con su centro en Bizancio, ejercía una considerable influencia en una sociedad en la cual la religión tradicionalmente desempeñaba un papel muy importante. El historiador eclesiástico Panayotis Christou dijo: “Los bizantinos consideraban a su imperio terrestre una imagen del Reino de Dios”. Sin embargo, la autoridad imperial no siempre opinó lo mismo. Como consecuencia, las relaciones entre la Iglesia y el Estado fueron a veces tormentosas. The Oxford Dictionary of Byzantium comenta: “Los obispos de Constantinopla [o Bizancio] manifestaron actitudes muy diversas, como por ejemplo, una cobarde sumisión ciega a un poderoso gobernante [...], una colaboración productiva con el emperador [...] y una atrevida oposición a la voluntad imperial”.

El patriarca de Constantinopla —cabeza de la Iglesia de Oriente— se convirtió en una figura de gran influencia. Él era quien coronaba al emperador, por lo que esperaba que este fuera un firme defensor de la ortodoxia. El patriarca también era muy rico, pues controlaba los enormes recursos de la Iglesia. El poder se lo proporcionaba tanto su autoridad sobre una innumerable cantidad de monjes como su influencia sobre los laicos.

El patriarca a menudo estaba en condiciones de desafiar al emperador. Podía amenazarlo con la excomunión —imponiendo así su voluntad en el nombre de Dios— o valerse de otros medios para destronarlo.

A causa del gradual debilitamiento de la administración civil fuera de la capital, no era raro que los obispos se convirtieran en los hombres más poderosos de sus ciudades, en el mismo plano que los gobernadores provinciales, a quienes ellos ayudaban a elegir. Los obispos daban atención a los casos judiciales y a las cuestiones seculares en que interviniera la Iglesia e incluso, a veces, aunque no interviniera. Un factor que contribuía a esta situación era el alto número de sacerdotes y monjes —todos sujetos al obispo local—, que ascendía a decenas de miles.


melizuluaga2007: mucho texto
Respuesta dada por: elpro1172y
8

Respuesta:No resulta fácil para el caso bizantino la distinción entre poder espiritual y poder terrenal. La brecha que los separa es tan estrecha que el análisis del fenómeno político se dificulta: la Iglesia y el Estado sostienen a la vez el cuerpo y el alma de una misma sociedad. La comprensión del particular fenómeno político bizantino, a fin de evitar interpretaciones y juicios anacrónicos, exige la revisión cuidadosa de las fuentes, dentro de las cuales las obras de Eusebio de Cesarea y los "Espejos de Príncipe" constituyen referencias de extraordinario valor científico.

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