«¡Oh, cobarde conciencia, cómo me afliges!... ¡La luz despide resplandores
azulencos!... ¡Es la hora de la medianoche mortal!... ¡Un sudor frío empapa mis
temblorosas carnes!... ¡Cómo! ¿Tengo miedo de mí mismo?... Aquí no hay nadie...
Ricardo ama a Ricardo ... Eso es; yo soy yo... ¿Hay aquí algún asesino?... No ...
¡Sí!... ¡Yo!... ¡Huyamos, pues!... ¡Cómo! ¿De mí mismo?... i Valiente razón!... ¿Por
qué?... ¡Del miedo a la venganza! ¡Cómo! ¿De mí mismo contra mí mismo? ¡Ay!
¡Yo me amo! ¿Por qué causa? ¿Por el escaso bien que me he hecho a mí mismo?
¡Oh, no! ¡Ay de mí!... ¡Más bien debería odiarme por las infames acciones que he
cometido! ¡Soy un miserable! Pero miento: eso no es verdad..
reflexión sobre el texto.
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