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Respuesta:
Hoy día, en las sociedades modernas, es considerable la cantidad de muertes por enfermedades cardiovasculares, suicidios por depresiones y estrés desmedido. Aunque estos casos siempre se dieron en forma aislada, son una epidemia en el siglo XX, especialmente en países desarrollados y en vías de desarrollo como nuestro país. Pollock (1990). Ross (1990).
Todos los días estamos expuestos a un sin número de situaciones, muchas de las cuales nos presionan y agobian; con el tiempo, esta presión, causa alteraciones en el ciclo de descanso, provoca un exceso de sueño o, por el contrario, insomnio; al no descansar nuestra capacidad de acción, automáticamente disminuye y se refuerza así la angustia.
Para poder contrarrestar las presiones de la vida cotidiana y vencer el estrés, la medicina moderna recomienda tratamiento psicofísco, es decir, hacer de forma consciente ejercicio que nos permitan una actividad positiva y segura.
Sin ejercicio físico diario, nuestros cuerpos se llenan de tensiones contenidas; al no existir válvulas de escape natural, se mantienen los músculos con grandes tensiones, se debilitan, pierden elasticidad y se reducen la naturaleza física y las energías vitales.
Si la actividad física regular se convierte en una forma de prevenir y combatir las enfermedades crónicas degenerativas, entonces el educador físico se convierte en un ente de cambio sumamente importante para la sociedad, llamado a dirigir a los interesados a participar en programas de ejercicios, los cuales pueden ser tan simples, como caminar, mejorando su calidad de vida (Ross, 1990).
Respuesta:
El ejercicio estimula la liberación de endorfinas. Sustancias químicas que ayudan a aliviar la depresión y la ansiedad, mejorando la calidad de vida y generando una sensación de euforia. La constancia en el ejercicio mejora la imagen física y mental de cada individuo, elevando la percepción positiva de sí mismos.