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Las mujeres y los hombres que llegaron a los Andes centrales debieron enfrentarse a un medio muy difícil, adaptándose y utilizando los recursos que encontraron. Los antiguos pobladores llegaron a nuestro territorio desde el norte. Aparentemente, estos rudos cazadores vinieron por la cordillera, en grupos pequeños y en oleadas sucesivas, aproximadamente entre los 14 000 y 12 000 años a. C., coincidiendo con un periodo de deshielo. Las pruebas que existen son los restos encontrados de sus instrumentos de caza en la cueva de Pikimachay (Paccaicasa) en Ayacucho. Se trata de piedras talladas de manera simple, puntas de flechas y cuchillos tallados por un solo lado, así como otros instrumentos elaborados con huesos de animales (extintos –como el caballo americano, el megaterio y el tigre dientes de sable– y otros actuales como el puma). Las condiciones de vida de estos primeros pobladores fueron muy limitadas. Los factores climáticos y el esfuerzo que debían realizar para conseguir sus alimentos les daban una esperanza de vida muy corta. Morían jóvenes, aproximadamente entre los 20 y 25 años, y quienes llegaban a esa edad lo hacían con características de ancianidad. La población, en esas condiciones, crecía muy lentamente.
¿Cómo vivían? Los primeros habitantes de nuestro territorio vivieron en grupos pequeños que se conocen con el nombre de bandas. En la mayoría de los casos, estas habrían estado formadas por diez o doce personas. Estas pequeñas bandas se dedicaron a la recolección y la caza.