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Una de las características de la tercera fase de globalización (desde 1974 en adelante) es la interdependencia ambiental entre países. La globalización está produciendo múltiples efectos en la sostenibilidad ambiental. La evidencia científica indica que la escala creciente y acumulativa de las actividades humanas ha ocasionado impactos ambientales como el calentamiento global, el adelgazamiento de la capa de ozono, la merma de la biodiversidad y el avance de la desertificación y la sequía (llamados 'males públicos globales'). Estos no se reflejan en los mercados pero afectan intereses comunes que escapan a las perspectivas nacionales.
En su documento Globalización y desarrollo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) muestra que, en la región, los principales canales de transmisión entre el fenómeno de la globalización y la dimensión ambiental son los cambios registrados en los flujos de comercio, inversión y tecnología. Debido a que el continente ha sido por muchos años dependiente de patrones de explotación de recursos naturales, de las exportaciones y de la llegada de inversión extranjera directa, ha ido acumulando presiones que amenazan sus procesos productivos y aumentan su vulnerabilidad ambiental.
En los últimos veinte años se ha dado una enorme proliferación de tratados multilaterales ambientales e instituciones intergubernamentales dentro y fuera del Sistema de la ONU y se requiere racionalizar la gestión ambiental internacional. Adicionalmente, los países en desarrollo enfrentan crecientes presiones para incorporar temas ambientales en sus políticas, en sus acuerdos de integración y en las negociaciones comerciales.
En este sentido, el avance más importante en el último decenio es el desarrollo de nuevos principios jurídicos en el ámbito internacional, en especial el Principio 7 de la Declaración de Rio sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, relativo a 'las responsabilidades comunes pero diferenciadas', en donde se reconoce explícitamente la deuda ambiental que los países desarrollados tienen con el resto de la comunidad internacional como consecuencia de los efectos acumulativos de sus procesos de industrialización.
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