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úpac Amaru no era un idealista en el sentido tonto de la palabra. No ignoraba las normas elementales de la política ni desconocía el peso de las intrigas y maniobras. Todos sus manifiestos están orientados a ganar la adhesión de caciques y autoridades religiosas. La respuesta no fue la que esperaba, pero la convocatoria fue amplia y sincera, tan sincera como su fe cristiana, que mantuvo intacta hasta el último día a pesar de que las autoridades católicas lo excomulgaron.
¿Carecían de viabilidad histórica sus reclamos? Más o menos. Sin duda que la insurrección estuvo motivada por impulsos justicieros, pero el sistema de poder que pretendía instalar no iba más allá de un retorno a los tiempos de Atahualpa. Desde el punto de vista político y militar, los españoles siempre fueron más fuertes. ¿Disminuyen en algo estas consideraciones el valor de la rebelión? Para nada. Que la rebelión haya carecido de posibilidades históricas no quiere decir que no fuera justa. Lo que Túpac Amaru hizo fue más que suficiente como para quedar incorporado para siempre en la historia grande de América. Su ejemplo, su martirio, movilizó hombres e ideas. Y muchas de las rebeliones que vendrán luego se habrán de inspirar en su ejemplo. Incluso la reivindicación del rey inca no fue sembrada en vano. En 1816, los diputados reunidos en el Congreso de Tucumán estudiaron seriamente esa posibilidad.
En 1824, Juan Bautista, hermano de Túpac se hizo presente en Buenos Aires después de padecer cárcel y tormentos en Perú. Curiosamente, fue el ministro Bernardino Rivadavia, acusado de ser enemigo de los indios, quien gestionó una pensión vitalicia para el viejo luchador.
La derecha hispanista, revisionista y nacionalista tampoco se privó de injuriar al hombre que se jugó la vida en una causa justa. Ernesto Palacio y Vicente Sierra, entre otros, lo acusan de agente inglés y de haber servido a “la pérfida Albión”. Parece broma pero es cierto. Suponer que José Gabriel pudo haber sido un agente inglés es un delirio que sólo las mentes alienadas del oscurantismo ideológico pueden elaborar. Siempre se supo que Túpac Amaru fue víctima de los verdugos del rey de España. Lo que es más difícil de asimilar es su condición de víctima de la pluma de los hispanistas criollos. A modo de consuelo, habría que decir que en ese martirologio José Gabriel no está solo: Moreno, San Martín y Belgrano en su momento fueron acusados de lo mismo
espero eso te sirva ;)
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