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A lo largo de la existencia humana algunos de los padecimientos de las mujeres y hombres se relacionan directamente con la calidad del agua que consumen. El verano y las recientes lluvias nos obligan a hacer un alto en el asunto.
Pueden contaminar el agua agentes químicos, físicos o biológicos. Las superficiales se infectan por las provenientes de fenómenos naturales como la erosión, o por las residuales de las actividades humanas (albañales domésticos, residuales industriales, actividades agrícolas, etc.).
Los problemas de salud relacionados con el agua, se clasifican según el origen de su contaminación:
Las adquiridas por la ingestión de aguas contaminadas, que pueden ser de tipo bacteriano, viral o parasitario.
Las adquiridas por contacto con aguas contaminadas como enfermedades por microorganismos que penetran por la piel y mucosas, erupciones o irritaciones cutáneas.
Las que el agua constituye hábitat de vectores, y aquellas que pueden evitarse por el uso regular del agua.
Este líquido es esencial para la vida pues necesitamos beber entre uno y dos litros por día. Su tratamiento es importante, pues un número de bacterias, virus y parásitos pueden difundirse a través de ella y causar enfermedades. Entre ellas:
Enfermedades diarreicas. Es el problema de salud público más importante en el que influyen el agua y los saneamientos.
Oxiuros. Según su gravedad, una infección parasitaria puede producir desnutrición y anemia y retrasar el crecimiento en los niños.
Esquistosomiasis. Enfermedad causada por parásitos. La infección se produce cuando la piel entra en contacto con agua contaminada.
Cólera. Enfermedad que se difunde generalmente por las deficiencias del saneamiento y la falta de acceso al agua potable.
Giardiasis. Es una infección por protozoo causada principalmente por Giardia lamblia, intestinalis o duodenalis. Con frecuencia asintomáticamente, la infección puede causar retortijones abdominales, diarrea, fatiga y pérdida de peso. La infección puede ser adquirida por ingestión de agua o alimentos fecalmente contaminados o por transferencia de la mano a la boca de los quistes de las heces de personas infectadas.
El tratamiento adecuado y la desinfección fiable del agua es fundamental y puede evitar además otros padecimientos como la fiebre tifoidea y paratifoidea, la hepatitis infecciosa, la poliomielitis, amebiasis entre otras.
Métodos de desinfección del agua
Para conseguir una desinfección efectiva se recomienda filtrar el agua turbia o con color, con paños limpios o dejarla reposar para que los sedimentos se depositen y luego extraerla para desinfectarla. Debe almacenarse solamente en envases limpios, muy bien cerrados y que no sean corrosivos.
Existen dos métodos generales para desinfectar, de manera eficaz, pequeñas cantidades de agua: la ebullición y el tratamiento químico.
La ebullición es el mejor para eliminar las bacterias del agua y poder beberla. Para ello se debe garantizar hierva vigorosamente, al menos, uno o tres minutos. Es una buena práctica almacenar el agua en el mismo recipiente en el que se hirvió.
En el tratamiento químico se utilizan el cloro y el yodo, tanto en compuestos líquidos como sólidos.
El cloro, un bactericida y virucida eficaz en la mayoría de las situaciones, se comercializa en diferentes tipos de compuestos, fundamentalmente como hipoclorito de calcio o de sodio. En el segundo de los casos es un líquido con concentraciones inferiores, del orden del 3 al 10 por ciento.
Tintura de Yodo: El yodo común que se utiliza en el hogar por motivos medicinales se puede también utilizar para desinfectar el agua. Añada dos gotas al 2 por ciento de tintura de yodo por cada litro de agua limpia. Para el agua turbia añada diez gotas, aunque se recomienda una clarificación previa del líquido previa a la desinfección.
Después de la aplicación del yodo, el agua debe mezclarse y dejarse reposar durante unos 15 o 20 minutos. Si luego de 45 minutos queda con olor, sabor a yodo y además de color amarillento, se recomienda poner el agua en botellas o garrafones transparentes de plástico o vidrio y colocarlos por lo menos 2 horas a la luz del día.
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