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Louis Pasteur mostró que los microorganismos no se formaban espontáneamente en el interior del caldo, refutando así la teoría de la generación espontánea y demostrando que todo ser vivo procede de otro ser vivo anterior
Respuesta:
El bacilo del ántrax o carbunco ha desempeñado el papel de malvado villano en algunos de los terribles acontecimientos que hemos vivido a partir del 11 de septiembre. Sin embargo, no deberíamos olvidar la importancia que esta bacteria, Bacillus anthracis, ha tenido en el nacimiento de disciplinas biológicas tan importantes como la Microbiología o la Inmunología. El bácilo del ántrax fue el protagonista indiscutible de muchos descubrimientos biológicos realizados en la década 1871-1881. Por si acaso, vamos a dedicar estas líneas a recordar dicha importancia desde las páginas de Encuentros.
El ántrax es una enfermedad que azota a las cabañas ganaderas europeas desde la antigüedad, atacando a todo tipo de mamíferos y aves, en especial al ganado ovino y bovino. Los animales se infectan al beber agua contaminada por cadáveres o restos orgánicos de otros animales, o al comer presas infectadas. Ocasionalmente el ántrax afecta también a las personas que tienen contacto con el ganado afectado o con productos como pieles, lana, etc. El nombre de carbunco hace referencia al ennegrecimiento de la sangre de las víctimas del bacilo. Hasta bien entrada la segunda mitad del XIX no se conocía ni la causa del ántrax ni el tratamiento de los animales enfermos. Serían dos grandes figuras de la época, Robert Koch y Louis Pasteur, quienes iban a dar respuesta a estas dos cuestiones.
Koch probablemente no era totalmente consciente de hasta qué punto arriesgaba su integridad física realizando estos experimentos en su propio hogar, pero sí se dio cuenta del alcance de sus resultados, que le llevaron a plantear los postulados que llevan su nombre y que fundan la Microbiología Clínica. Bacillus anthracis fue el primer microbio patógeno cuya relación causal con una enfermedad quedaba demostrada. Y se trataba de una enfermedad que afectaba a los humanos, como antes hemos dicho. Poco años antes, en 1869, Pasteur había demostrado que una epidemia de los gusanos de seda estaba causada por un parásito microscópico, pero esto era totalmente diferente. Los descubrimientos de Koch sugerían la posibilidad de que muchas de las enfermedades humanas fueran causadas por microorganismos y abrían perspectivas para su tratamiento.
Algunos de los primeros tratamientos ensayados por Pasteur nos pueden parecer hoy sorprendentes. Años antes Pasteur había estudiado el proceso de agriado del vino producido por Lactobacillus, y había inventado un proceso de inactivación de los microbios por un choque térmico, parecido a lo que ahora llamamos "pasteurización". No es, por tanto, sorprendente que algunos de los primitivos ensayos consistieran en calentar al animal enfermo, ni es sorprendente que terminaran en fracasos. ¡Los "pacientes" morían antes que los microbios! Lo que resultó decisivo, como sucede a veces en Ciencia, fue un error casual cometido por uno de los técnicos de Pasteur. Éste había comprobado que no todas las cepas de ántrax eran igualmente virulentas. Las había que mataban rápidamente al animal inoculado, mientras que otras causaban variantes más benignas de la enfermedad, no mortales. En un experimento Pasteur ordenó inyectar una cepa virulenta, y el animal inyectado no murió. Comprobaron que había existido un error ya que se había utilizado una cepa benigna. Es posible que para no desaprovechar el animal, se decidiera volver a inyectarlo un tiempo después con la cepa virulenta y, sorprendentemente, el animal no desarrolló el ántrax. Esta vez no había error posible, el animal había quedado "inmunizado" contra la cepa virulenta del bacilo del ántrax.