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José Emilio Pacheco nació en Ciudad de México el 30 de junio de 1939 y falleció en la misma ciudad el 26 de enero de 2014. Es uno de los poetas mexicanos más populares de su generación, y su obra ha sido traducida a numerosos idiomas.
Desde pequeño Pacheco sintió un fuego abrazador dentro que le llevó a manifestar sus ideas y emociones a través de la poesía. A los 24 años publicó su primer libro «Los elementos de la noche», que causaría una gran conmoción en la crítica de su tiempo y abriría paso para los libros que vendrían después y con los que compartiría ese carácter vanguardista, raro e intenso que planea a lo largo y ancho de toda su obra. Aunque cursó la carrera de Derecho, nunca llegó a ejercer como tal. Dedicó toda su vida a su vocación literaria y didáctica (dio clases en universidades de Canadá, Inglaterra y Estados Unidos). Además de sus creaciones poéticas y narrativas colaboró con muchas revistas de su tiempo, tales como Siempre!, Diorama de la Cultura y Ramas Nuevas.
La obra de Pacheco se caracteriza por la sencillez del lenguaje; hay un esfuerzo claro en la eliminación de ruido y ornamento y la búsqueda de una expresividad vecina a lo coloquial. Asimismo es importante destacar su firme compromiso con la cultura y la sociedad. Sus preocupaciones estéticas también se pueden vislumbrar al leer sus poemas: se ha dedicado a experimentar con estructuras narrativas dentro de la lírica y ha buscado borrar esa frontera para muchos infranqueable entre narrativa y poesía. Se nota, además, una mirada aliada con la tradición poética del siglo XIX pero sin ese apego por la retórica tan presente en la poesía de aquella época. Entre sus autores de referencia se hallaron T. S. Eliot, Samuel Beckett y Octavio Paz.
Algunos de los temas reincidentes en su obra son el paso del tiempo, la infancia como espacio de asombro y la función del poeta en el mundo (muchos de sus poemas giran en torno a la pregunta ¿para qué sirve la poesía?). La Matanza de Tlatelolco, un hecho dramático que tuvo lugar en México en el año 1968 también aparece en varias ocasiones en la obra de Pacheco y, de hecho, es la que lo llevó a escribir «No me preguntes cómo pasa el tiempo», para muchos su obra más impresionante, honesta y cuidada, que se considera, además, una de las más representativas de la literatura mexicana del último siglo.
No obstante, la lista de títulos es amplia y versátil: «Miro la tierra» y «La ciudad de la memoria», son otros dos títulos poéticas que pueden servir para conocer sus intereses poéticos, aunque revelan tan sólo la punta del iceberg de una obra impresionante, variopinta y copiosa. También exploró una faceta estrictamente narrativa —aunque al leerle es imposible no descubrir al poeta que se escondía en su interior—, en la que se destacan sus obras «El viento distante» y «La sombra de la Medusa y otros cuentos marginales».
En Europa la obra de José Emilio Pacheco se hizo conocida gracias al interés que recibió por parte del editor español Chus Visor. Su editorial fue la primera en publicar e incluir al mexicano en diversas antologías y en invitarlo a dar conferencias y firmar libros. Fue debido a esa confianza en él que cuando José Emilio Pacheco falleció, su esposa le envió a Visor una caja llena de recuerdos valiosos. Entre ellos una preciosa bufanda que el editor lleva consigo para recordar siempre a su amigo. La amabilidad y el buen carácter del escritor mexicano le han servido para ganarse el afecto de todos, y su impresionante obra le ha permitido trascender esa última frontera que nos separa de la existencia
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