Respuestas
Respuesta:
El agua se constituye en uno de los recursos naturales vitales para la supervivencia de la humanidad, pero a su vez es el más escaso; se suma a esto el acelerado crecimiento poblacional en el mundo, donde junto con el proceso de urbanización se constituyen en factores determinantes para una mayor demanda de agua y deterioro ambiental.
En América Latina, en solo veinte años, entre 1970 y 1990, la población urbana pobre aumentó de 45 a 115 millones, mientras que el suministro anual de agua dulce es relativamente fijo y por vertiginoso deterioro cada vez más escaso.
Colombia, por su privilegiada posición geográfica ocupa el tercer lugar en recursos hídricos en el mundo, pero el primero en devastarlos. Según cálculos, se seca una cañada diariamente en nuestro país, cifra alarmante, pues son 365 fuentes de agua que dejan de fluir y surtir a una población con altos índices de crecimiento, dice Elizabeth Amado de Ortega, de la fundación Nakuaní, una de las entidades ecológicas que más se preocupa por la conservación de los recursos naturales en la región.
Dice la señora Amado de Ortega que la Orinoquia en su inmensidad de 25 millones de hectáreas, privilegiada con diferentes ecosistemas y una gran biodiversidad de flora y fauna, bañada por numerosos caños y en algunos casos por caudalosos ríos; donde sus lagunas, zonas pantanosas y esteros actúan como esponjas en la regulación y preservación del agua, contribuyendo a la armonía ecológica de la región, está corriendo el riesgo, en un futuro no muy lejano, de quedar convertida en un desierto por el ritmo desenfrenado de la depredación de todos sus recursos naturales.
Falta planificación En aras de un mal entendido desarrollo tecnológico y urbanístico, con los que se agrede el delicado equilibrio de la región, vemos como día a día, sin planificación previa, con inadecuados sistemas productivos que no tienen en cuenta las características y condiciones de la zona, se amplían las fronteras agrícolas y ganaderas devastando los bosques de galería y morichales, protectores de las fuentes hídricas de las extensas sabanas, dice la integrante de la Fundación Nakuaní.
Más grave aún, dice, la mala utilización de abonos y herbicidas empleados en la agricultura extensiva que deteriora las aguas subterráneas. La falta de aireación hace a este proceso irreversible.
La zona montañosa del piedemonte con una extensión limitada de tan solo 653 mil hectáreas, es sitio clave en la generación de recursos hídricos de la Orinoquia, pues allí nacen y se nutren casi en su totalidad los caños y ríos que la circundan.
Este estratégico lugar ha albergado oleadas colonizadoras que ante la necesidad de subsistencia, con inadecuados sistemas de cultivo y sobrepastoreo han acabado poco a poco con toda la variedad de bosques protectores generadores de agua en estas zonas de alta pendiente. No solo se deteriora el suelo y acelerando sus procesos erosivos, sino disminuyendo los caudales de los caños, en su mayoría surtidores de acueductos municipales o veredalesales.
El piedemonte concentra por su posición estratégica, la mayoría de centros urbanos, que ante la afluencia poblacional, ha generado a lo largo y ancho de esta franja un rápido proceso industrial, pero ante todo urbanístico, que no respetan los recursos naturales del entorno.
Se desconocen y anulan las rondas de caños, que se convierten en barreras protectoras naturales contra las inundaciones; además, sin consideración alguna, se vierten las aguas negras a los caños contaminándolos, y estos en cadena contaminan los afluentes a donde desembocan, llevando enfermedades que afectan a quienes habitan sus riberas. Amado de Ortega dice que estas acciones negativas están incidiendo en un alto porcentaje en romper el equilibrio ecológico, a depredar los recursos naturales de sus ecosistemas, a desaparecer sus fuentes de agua y por ende a la degradación y desertización de la Orinoquia.
Es hora de que la comunidad en general aborde este problema para adoptar las medidas indicadas, que se formulen nuevas políticas que generen una nueva cultura ambiental que permita reconocer la importancia vital del recurso hídrico para el bienestar de la región, su economía y el medio ambiente, dice Elizabeth Amado de Ortega.
Explicación:
Respuesta:
1 Guajira
2 desierto de La Candelaria
3 desierto de la Tatacoa
4 el desierto del Nemocón
5. Desierto de Zabrinsky, el desierto más cercano a Bogotá
espero que te sirva