• Asignatura: Castellano
  • Autor: isabellitarios2007
  • hace 7 años

Realiza un escrito en donde se cuente desde la perspectiva del fantasma alguna de las hazañas que alguna vez realizó. Puede ser una de las apariciones que tuvo con los Otis o cualquiera de las que se mencionan en el capítulo 2 del cuento El fantasma de Canterville. Deberá ser escrito en primera persona, es decir, como si ustedes fueran el fantasma. El texto deberá tener minímo 250 palabras y maximo 400.
SOY MUY MALA CON ESO POR FA AYUDENME!!
por fa alguien que sea tan amable de ayudarme

Respuestas

Respuesta dada por: sofiestupinan11
1

Respuesta:

Cuando míster Hiram B. Otis, ministro de los

Estados Unidos de América, compró Canterville Chase, todo el mundo le dijo que cometía

una gran locura, porque la finca estaba embrujada.

Hasta el mismo lord Canterville, como hombre de la más escrupulosa honradez, se creyó

en el deber de participárselo a míster Otis,

cuando llegaron a discutir las condiciones.

-Nosotros mismos -dijo lord Canterville- nos

hemos resistido en absoluto a vivir en ese sitio

desde la época en que mi tía abuela, la duquesa

de Bolton, tuvo un ataque de nervios, del que

nunca se repuso por completo, motivado por el

espanto que experimentó al sentir que las manos de un esqueleto se posaban sobre sus hombros, estando vistiéndose para cenar. Me creo

en el deber de decirle, míster Otis, que el fantasma ha sido visto por varios miembros de mi

familia, que viven actualmente; así como por el

rector de la parroquia, el reverendo Augusto

Dampier, agregado del King's College de Oxford. Después del trágico accidente ocurrido a

la duquesa, ninguna de las doncellas quiso quedarse en casa, y lady Canterville no pudo ya

conciliar el sueño a causa de los ruidos misteriosos que llegaban del corredor y de la biblioteca.

-Milord -respondió el ministro-, también me

quedaré con los muebles y el fantasma bajo

inventario. Llego de un país moderno, en el que

podemos tener todo cuanto el dinero es capaz

de proporcionar, y esos mozos nuestros, jóvenes y turbulentos, que recorren el Viejo Continente escandalizándolo, que se llevan los mejores actores de ustedes, y sus mejores prima

donnas, estoy seguro de que si queda todavía

un verdadero fantasma en Europa, vendrán a

buscarlo en seguida para colocarle en uno de

nuestros museos públicos o para pasearle por

los caminos como un fenómeno.

-El fantasma existe; me lo temo -dijo lord

Canterville, sonriendo-, aunque quizá se resista

a las ofertas de sus intrépidos empresarios.

Hace más de tres siglos que se le conoce. Data,

con precisión, de 1574, y nunca deja de mostrarse cuando está a punto de ocurrir alguna

defunción en la familia.

-¡Bah! Los médicos de cabecera hacen lo

mismo, lord Canterville. Amigo mío, un fantasma no puede existir y no creo que las leyes

de la Naturaleza admitan excepciones en favor

de la aristocracia inglesa.

-Realmente -dijo lord Canterville, que no acababa de comprender la última observación de

míster Otis-, ustedes son muy sencillos en

América. Ahora bien, si le gusta a usted tener

un fantasma en casa, mejor que mejor. Acuérdese únicamente que yo le previne.

Algunas semanas después se cerró el trato, y

a fines de la estación el ministro y su familia

emprendieron el viaje hacia Canterville Chase.

La señora Otis, que con el nombre de miss

Lucrecía R. Táppan, de la calle West 53, había

sido una célebre beldad de Nueva York, era todavía una mujer muy bella, de edad regular,

con unos ojos hermosos y un perfil magnífico.

Muchas damas americanas, cuando abandonan su país natal, adoptan aires de persona

atacada de una enfermedad crónica y se figuran

que eso es uno de los sellos de distinción europea; pero la señora Otis no cayó nunca en ese

error.

Tenía una naturaleza espléndida y una abundancia extraordinaria de vitalidad.

A decir verdad, era completamente inglesa en

muchos aspectos y era un ejemplo excelente

para sostener la tesis de que lo tenemos todo en

común con América hoy día excepto la lengua,

como es de suponer. Su hijo mayor, bautizado

con el nombre de Washington por sus padres,

en un momento de patriotismo que él no cesaba

de lamentar, era un muchacho rubio, de bastan-

te buena figura, que había logrado que se le

considerase candidato a la diplomacia, dirigiendo al grupo alemán en los festivales del

casino de Newport durante tres temporadas

seguidas, y aun en Londres pasaba por ser un

bailarín excepcional.

Sus únicas debilidades eran las gardenias y la

nobleza; aparte de eso, era perfectamente sensato.

Miss Virgina E. Otis era una muchachita de

quince años, esbelta y graciosa como un cervatillo, con mirada francamente encantadora en

sus grandes ojos azules. Amazona maravillosa,

sobre su poney derrotó una vez en carreras al

viejo lord Bilton, dando dos veces la vuelta al

parque, ganándole por caballo y medio, precisamente frente a la estatua de Aquiles, lo cual

provocó un entusiasmo tan grande en el joven

duque de Cheshire, que le propuso matrimonjo

allí mismo, y sus tutores tuvieron que mandarle

aquella misma noche a Eton, bañado en lágrimas. D

Explicación:


isabellitarios2007: oye pero lo estas copiando del cuento..?'
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