Realiza un escrito en donde se cuente desde la perspectiva del fantasma alguna de las hazañas que alguna vez realizó. Puede ser una de las apariciones que tuvo con los Otis o cualquiera de las que se mencionan en el capítulo 2 del cuento El fantasma de Canterville. Deberá ser escrito en primera persona, es decir, como si ustedes fueran el fantasma. El texto deberá tener minímo 250 palabras y maximo 400.
SOY MUY MALA CON ESO POR FA AYUDENME!!
por fa alguien que sea tan amable de ayudarme
Respuestas
Respuesta:
Cuando míster Hiram B. Otis, ministro de los
Estados Unidos de América, compró Canterville Chase, todo el mundo le dijo que cometía
una gran locura, porque la finca estaba embrujada.
Hasta el mismo lord Canterville, como hombre de la más escrupulosa honradez, se creyó
en el deber de participárselo a míster Otis,
cuando llegaron a discutir las condiciones.
-Nosotros mismos -dijo lord Canterville- nos
hemos resistido en absoluto a vivir en ese sitio
desde la época en que mi tía abuela, la duquesa
de Bolton, tuvo un ataque de nervios, del que
nunca se repuso por completo, motivado por el
espanto que experimentó al sentir que las manos de un esqueleto se posaban sobre sus hombros, estando vistiéndose para cenar. Me creo
en el deber de decirle, míster Otis, que el fantasma ha sido visto por varios miembros de mi
familia, que viven actualmente; así como por el
rector de la parroquia, el reverendo Augusto
Dampier, agregado del King's College de Oxford. Después del trágico accidente ocurrido a
la duquesa, ninguna de las doncellas quiso quedarse en casa, y lady Canterville no pudo ya
conciliar el sueño a causa de los ruidos misteriosos que llegaban del corredor y de la biblioteca.
-Milord -respondió el ministro-, también me
quedaré con los muebles y el fantasma bajo
inventario. Llego de un país moderno, en el que
podemos tener todo cuanto el dinero es capaz
de proporcionar, y esos mozos nuestros, jóvenes y turbulentos, que recorren el Viejo Continente escandalizándolo, que se llevan los mejores actores de ustedes, y sus mejores prima
donnas, estoy seguro de que si queda todavía
un verdadero fantasma en Europa, vendrán a
buscarlo en seguida para colocarle en uno de
nuestros museos públicos o para pasearle por
los caminos como un fenómeno.
-El fantasma existe; me lo temo -dijo lord
Canterville, sonriendo-, aunque quizá se resista
a las ofertas de sus intrépidos empresarios.
Hace más de tres siglos que se le conoce. Data,
con precisión, de 1574, y nunca deja de mostrarse cuando está a punto de ocurrir alguna
defunción en la familia.
-¡Bah! Los médicos de cabecera hacen lo
mismo, lord Canterville. Amigo mío, un fantasma no puede existir y no creo que las leyes
de la Naturaleza admitan excepciones en favor
de la aristocracia inglesa.
-Realmente -dijo lord Canterville, que no acababa de comprender la última observación de
míster Otis-, ustedes son muy sencillos en
América. Ahora bien, si le gusta a usted tener
un fantasma en casa, mejor que mejor. Acuérdese únicamente que yo le previne.
Algunas semanas después se cerró el trato, y
a fines de la estación el ministro y su familia
emprendieron el viaje hacia Canterville Chase.
La señora Otis, que con el nombre de miss
Lucrecía R. Táppan, de la calle West 53, había
sido una célebre beldad de Nueva York, era todavía una mujer muy bella, de edad regular,
con unos ojos hermosos y un perfil magnífico.
Muchas damas americanas, cuando abandonan su país natal, adoptan aires de persona
atacada de una enfermedad crónica y se figuran
que eso es uno de los sellos de distinción europea; pero la señora Otis no cayó nunca en ese
error.
Tenía una naturaleza espléndida y una abundancia extraordinaria de vitalidad.
A decir verdad, era completamente inglesa en
muchos aspectos y era un ejemplo excelente
para sostener la tesis de que lo tenemos todo en
común con América hoy día excepto la lengua,
como es de suponer. Su hijo mayor, bautizado
con el nombre de Washington por sus padres,
en un momento de patriotismo que él no cesaba
de lamentar, era un muchacho rubio, de bastan-
te buena figura, que había logrado que se le
considerase candidato a la diplomacia, dirigiendo al grupo alemán en los festivales del
casino de Newport durante tres temporadas
seguidas, y aun en Londres pasaba por ser un
bailarín excepcional.
Sus únicas debilidades eran las gardenias y la
nobleza; aparte de eso, era perfectamente sensato.
Miss Virgina E. Otis era una muchachita de
quince años, esbelta y graciosa como un cervatillo, con mirada francamente encantadora en
sus grandes ojos azules. Amazona maravillosa,
sobre su poney derrotó una vez en carreras al
viejo lord Bilton, dando dos veces la vuelta al
parque, ganándole por caballo y medio, precisamente frente a la estatua de Aquiles, lo cual
provocó un entusiasmo tan grande en el joven
duque de Cheshire, que le propuso matrimonjo
allí mismo, y sus tutores tuvieron que mandarle
aquella misma noche a Eton, bañado en lágrimas. D
Explicación: