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no lo creo
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Respuesta:La caída de Rosas puede ser tomada como el punto de inflexión que da comienzo a un largo período de transición que llevará a la radical transformación del país que tuvo lugar en la década de 1880. En esta etapa se destacan dos factores dinámicos esenciales que, al generar un aumento del excedente económico, aseguran una mayor participación de la Argentina en el comercio internacional y demuestran además la potencialidad de desarrollo y de crecimiento que ofrecía el sector agrario. Estas nuevas actividades son la cría de lanares en la provincia de Buenos Aires (cuyos orígenes son en realidad anteriores a la caída de su gobernador) y la colonización agrícola en Santa Fe. En ambos casos, hubo participación británica.[1] Hemos visto en el primer capítulo cómo –debido a la vocación agraria de los inmigrantes o a la recanalización de excedentes comerciales– muchas estancias argentinas eran propiedad de súbditos británicos, y que eventualmente se transformaban en empresas radicadas en el Reino Unido. Hubo también participación individual británica en la formación de colonias; nombres como Amstrong, Casey, Drabble, Richardson y English se encuentran entre quienes fundaron colonias en sus propias tierras. Pero la mayor contribución en este aspecto vino de un grupo de compañías públicas que adquirieron grandes extensiones de campo, en especial en la provincia de Santa Fe, con el propósito de subdividirlas y venderlas a colonos.
Los primeros proyectos extranjeros de colonización en la Argentina
El proceso de colonización en la provincia de Santa Fe se inició a comienzos de la década de 1850 y fue estimulado por el Gobierno del General Urquiza, ansioso por equilibrar su débil posición económica frente a la provincia rebelde de Buenos Aires. Después de la reunificación en 1862, bajo la presidencia de Mitre, el proceso continuó con nuevo vigor, favorecido por las condiciones creadas por la guerra con Paraguay y estimulado por el éxito de algunas de las primeras colonias.[2] Por otro lado, la relativa estabilización de la situación política argentina lograda por las nuevas autoridades nacionales, así como el saneamiento de la deuda exterior por el convenio para el pago de la deuda pendiente del empréstito Baring de 1824, crearon condiciones más favorables para la inversión de capitales extranjeros en la Argentina. Por lo tanto no es extraño que de este período daten los primeros intentos de formar empresas de colonización extranjeras para operar en el país.
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