Corrige el siguiente texto :
mi padre se revelaba contra el echo de que un ochenta por ciento de Españoles no supieran nadar cuando sabían hacerlo asta los perros. Con frecuencia solía decir: “Todos los niños deberían aprehender a nadar al tiempo que andar”. Y cada verano, cuando leía en el diario la noticia de un niño ahogado, se ponía de mal humor. No sé explicaba la dejadez general ante un problema tan importante y tan sencillo de resolver. A fuerza de hablar de natación, yo, niño, llegue a considerar-le, en mi fuero interno, un Johnny Weissmuller un poco mas magro y envejecido. Pero su relación con el agua fría, cuando yo tomé conciencia de las cosas, era mas bien platónica y ambigua: la amaba, pero la temía; se mezclaban en el la pasión de el deportista y el miedo de el catarroso.
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Respuesta:
Mi padre se revelaba contra el hecho de que un ochenta por ciento de Españoles no supieran nadar cuando sabían hacerlo hasta los perros. Con frecuencia solía decir: “Todos los niños deberían aprender a nadar al tiempo que andar”. Y cada verano, cuando leía en el diario la noticia de un niño ahogado, se ponía de mal humor. No se explicaba la dejadez general ante un problema tan importante y tan sencillo de resolver. A fuerza de hablar de natación, yo, niño, llegue a considerar-le, en mi fuero interno, un Johnny Weissmuller un poco más magro y envejecido. Pero su relación con el agua fría, cuando yo tomé conciencia de las cosas, era más bien platónica y ambigua: la amaba, pero la temía; se mezclaban en él la pasión de el deportista y el miedo de el catarroso.