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1. La evolución del alma es por elección y consentimiento.
“Los errores de la mente mortal y las equivocaciones de la conducta humana pueden atrasar marcadamente la evolución del alma, aunque no pueden inhibir dicho fenómeno morontial una vez que éste haya sido iniciado por el Ajustador residente con el consentimiento de la voluntad de la criatura. Pero en cualquier momento, previamente a la muerte mortal, esta misma voluntad material y humana tiene el poder de rescindir dicha elección y rechazar la supervivencia. Aun después de la supervivencia el mortal ascendente aún retiene esta prerrogativa de elección de rechazo de la vida eterna; en cualquier momento antes de la fusión con el Ajustador la criatura en evolución y en ascensión puede elegir abandonar la voluntad del Padre del Paraíso. La fusión con el Ajustador señala el hecho de que el mortal ascendente ha elegido perdurablemente, y sin ninguna reserva, a hacer la voluntad del Padre.”
2. Al principio, el alma es completamente morontial.
“Al principio, esta alma inmortal, es de naturaleza totalmente morontial, pero posee tal capacidad de desarrollo que invariablemente asciende a los niveles de verdadero espíritu de valor de fusión con los espíritus de la Deidad, generalmente con el mismo espíritu del Padre Universal que inició tal fenómeno creador en la mente de la criatura.”
3. El alma es tanto humana como divina.
“Tanto la mente humana como el Ajustador divino están conscientes de la presencia y de la naturaleza diferencial del alma en evolución —el Ajustador plenamente, la mente parcialmente. El alma se vuelve cada vez más consciente tanto de la mente como del Ajustador como identidades asociadas, proporcionalmente a su propio crecimiento evolucionario. El alma comparte las cualidades tanto de la mente humana como del espíritu divino, pero persistentemente evoluciona hacia el aumento del control espiritual y del dominio divino a través de la acción de fomentar una función de la mente cuyos significados tratan de coordinar con el verdadero valor espiritual.”
4. La evolución en relación con la herencia.
“Aunque el legado hereditario de la dote cerebral y del supercontrol electroquímico operan para delimitar la esfera de la actividad eficiente del Ajustador, ningún impedimento hereditario (en las mentes normales) previene jamás el logro espiritual final. La herencia podrá interferir con el grado de conquista de la personalidad, pero no previene la consumación final de la aventura ascendente. Si cooperas con tu Ajustador, el don divino evolucionará, tarde o temprano, el alma morontial inmortal y, posteriormente a la fusión con la misma, presentará a la nueva criatura ante el Hijo Mayor del universo local y finalmente ante el Padre de los Ajustadores en el Paraíso.”
5. La técnica de evolución del alma inmortal.
“El yo material tiene personalidad e identidad, identidad temporal; el Ajustador espiritual prepersonal también tiene identidad, identidad eterna. Esta personalidad material y esta prepersonalidad espiritual son capaces de unir de tal manera sus atributos creadores para traer a la existencia la identidad superviviente del alma inmortal.
“Así que habiendo proporcionado los medios para el crecimiento del alma inmortal y habiendo liberado al ser interior del hombre de las cadenas de la dependencia absoluta de la causación antecedente, el Padre se hace a un lado. Ahora bien, el hombre ya liberado de las cadenas de la respuesta a la causación, al menos en lo tocante al destino eterno, y habiéndose proporcionado los medios para el crecimiento del yo inmortal, del alma, la creación o la inhibición de la creación de este yo superviviente y eterno que es suyo por elección depende de la voluntad del hombre. Ningún otro ser, fuerza, creador, ni agencia en todo el vasto universo de los universos puede interferir en medida alguna en la absoluta soberanía del libre albedrío del ser mortal, tal como éste opera en el ámbito de la elección, en lo que se refiere al destino eterno de la personalidad del mortal que hace su elección. En lo que toca a la supervivencia eterna, Dios ha decretado la soberanía de la voluntad material y mortal, y ese decreto es absoluto.” (
6. La fe y el amor son la medida de la evolución del alma.
“La medida de la capacidad espiritual del alma evolutiva es tu fe en la verdad y tu amor por el prójimo, pero la medida de tu fuerza de carácter humano es tu capacidad para resistir el resentimiento y soportar las cavilaciones cuando te enfrentas con la pesadumbre más profunda. La derrota es el espejo verdadero en el cual puedes honestamente contemplar tu auténtico yo.”