• Asignatura: Religión
  • Autor: Sasuke616
  • hace 7 años

La Vida De Pablo Antes y Despues De La Conversion
Y Sus Actitudes

Respuestas

Respuesta dada por: quetzamora461
12

Respuesta:

espero te sirva

Explicación:

LA CONVERSIÓN DE PABLO DE TARSO FUE CLAVE PARA EL CRISTIANISMO

 

El 25 de enero, las iglesias luterana, anglicana y católica celebran la conversión de Pablo, posiblemente el evento más importante del desarrollo del cristianismo después de la muerte y resurrección de Jesús y el descenso del Espíritu Santo.

Pablo amplió la identidad y la misión de una secta oscura del judaísmo a una religión dinámica y global.

Antes de su conversión, Saulo de Tarsoprefería no estar contaminado (al menos ritualmente) por el contacto con las masas desaseadas, y, como otros fariseos, se enorgullecía de cumplir los 613 mandamientos de la Biblia.

De hecho, era tan diligente por la ley que se comprometió a acabar con ese peligroso grupo de judíos equivocados que seguían las enseñanzas radicales de un rabino de Nazaret que fue crucificado.

Pero un día sucedió algo extraño. Armado con órdenes de arresto y en viaje a Damasco, Saulo fue derribado de su caballo por Jesús de Nazaret, resucitado de entre los muertos.

El diligente Saulo se transformó en el más diligente San Pablo, posiblemente el mejor misionero de la historia cristiana.

Aunque su historia, registrada en Hechos de los Apóstoles no menciona a un caballo, en la mente popular esa imagen enfatiza el punto: Pablo cambió solo después que fue derribado.

Para ilustrar que era una nueva persona, él cambió su nombre de Saulo a Pablo.

Ese encuentro en el camino a Damasco moldea cómo vemos a Pablo y, por extensión, a Cristo. Es a través de las cartas de Pablo que nosotros entendemos quién es Jesús de Nazaret, así como el significado de su vida, muerte y resurrección. Más al punto, Pablo detalla cómo debemos vivir en el mundo como seguidores de Cristo.

En su carta a los romanos, Pablo insiste en que la salvación ocurrió “mientras éramos pecadores”. Cuando Cristo se le apareció, Pablo no estaba orando en el Templo ni leyendo las Escrituras. Estaba pecando, persiguiendo a los cristianos. La visión lo dejó temporalmente ciego, pero finalmente abrió sus ojos, tanto física como espiritualmente a esta verdad: no somos salvados por las obras de la ley, sino por la gracia. Reconoció la inutilidad de tratar de ganar el favor de Dios y se convirtió en un ferviente defensor de la gracia como el agente de la salvación.

Pablo vio su nueva fe en Jesús no como una ruptura con el judaísmo sino como una expansión de él. Pablo quedó convencido de que este nuevo mensaje estaba destinado a todos los pueblos. Fue esta naturaleza todo-inclusiva de la gracia y misericordia de Dios, que los líderes religiosos encontraron indignante y escandalosa. Por eso, Pablo fue expulsado de las sinagogas y ciudades del Mediterráneo.

En su conversión, Pablo tuvo la inspiración de que todos los cristianos forman el Cuerpo de Cristo. Tumbado en el suelo, escuchó una voz: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? … Yo soy Jesús, a quien persigues”. Así se dio cuenta de algo que Mateo describiría en su relato del Juicio Final: lo que le hacemos al menor de nuestros hermanos y hermanas, le hacemos a Cristo.

Pablo se convirtió en el “Apóstol de los gentiles”. Pasó de perseguir a los cristianos a proclamar el Evangelio de Jesucristo. La predicación, los escritos y el ministerio de Pablo condujeron a una religión verdaderamente universal (católica). Nosotros, haríamos bien en emular su ejemplo y visión. Invitemos al mundo a una conversión radical: no necesariamente un cambio de religión sino, más importante, un cambio de corazón.


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Respuesta dada por: joansebastiancordoba
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Miércoles 27 de agosto de 2008 La vida de san Pablo antes y después de Damasco Queridos hermanos y hermanas: En la última catequesis antes de las vacaciones —hace dos meses, a inicios de julio— comencé una nueva serie temática con ocasión del Año paulino, considerando el mundo en el que vivió san Pablo. Hoy voy a retomar y continuar la reflexión sobre el Apóstol de los gentiles, presentando una breve biografía. Dado que dedicaremos el próximo miércoles al acontecimiento extraordinario que se verificó en el camino de Damasco, la conversión de san Pablo, viraje fundamental en su existencia tras el encuentro con Cristo, hoy repasaremos brevemente el conjunto de su vida. Los datos biográficos de san Pablo se encuentran respectivamente en la carta a Filemón, en la que se declara "anciano" —presbýtes— (Flm 9), y en los Hechos de los Apóstoles, que en el momento de la lapidación de Esteban dice que era "joven" —neanías— (Hch 7, 58). Evidentemente, ambas designaciones son genéricas, pero, según los cálculos antiguos, se llamaba "joven" al hombre que tenía unos treinta años, mientras que se le llamaba "anciano" cuando llegaba a los sesenta. En términos absolutos, la fecha de nacimiento de san Pablo depende en gran parte de la fecha en que fue escrita la carta a Filemón. Tradicionalmente su redacción se sitúa durante su encarcelamiento en Roma, a mediados de los años 60. San Pablo habría nacido el año 8; por tanto, tenía más o menos sesenta años, mientras que en el momento de la lapidación de Esteban tenía treinta. Esta debería de ser la cronología exacta. Y el Año paulino que estamos celebrando sigue precisamente esta cronología. Ha sido escogido el año 2008 pensando en que nació más o menos en el año 8. En cualquier caso, nació en Tarso de Cilicia (cf. Hch 22, 3). Esa ciudad era capital administrativa de la región y en el año 51 antes de Cristo había tenido como procónsul nada menos que a Marco Tulio Cicerón, mientras que diez años después, en el año 41, Tarso había sido el lugar del primer encuentro entre Marco Antonio y Cleopatra. San Pablo, judío de la diáspora, hablaba griego a pesar de que tenía un nombre de origen latino, derivado por asonancia del original hebreo Saúl/Saulo, y gozaba de la ciudadanía romana (cf. Hch 22, 25-28). Así, san Pablo está en la frontera de tres culturas diversas —romana, griega y judía— y quizá también por este motivo estaba predispuesto a fecundas aperturas universalistas, a una mediación entre las culturas, a una verdadera universalidad. También aprendió un trabajo manual, quizá heredado de su padre, que consistía en el oficio de "fabricar tiendas" —skenopoiòs— (Hch 18, 3), lo cual probablemente equivalía a trabajar la lana ruda de cabra o la fibra de lino para hacer esteras o tiendas (cf. Hch 20, 33-35). Hacia los doce o trece años, la edad en la que un muchacho judío se convierte en bar mitzvà("hijo del precepto"), san Pablo dejó Tarso y se trasladó a Jerusalén para ser educado a los pies del rabí Gamaliel el Viejo, nieto del gran rabí Hillel, según las normas más rígidas del fariseísmo, adquiriendo un gran celo por la Torá mosaica (cf. Ga 1, 14; Flp 3, 5-6; Hch 22, 3; 23, 6; 26, 5). Por esta ortodoxia profunda, que aprendió en la escuela de Hillel, en Jerusalén, consideró que el nuevo movimiento que se inspiraba en Jesús de Nazaret constituía un peligro, una amenaza para la identidad judía, para la auténtica ortodoxia de los padres. Esto explica el hecho de que haya "perseguido encarnizadamente a la Iglesia de Dios", como lo admitirá en tres ocasiones en sus cartas (1 Co 15, 9; Ga 1, 13; Flp 3, 6). Aunque no es fácil imaginar concretamente en qué consistió esta persecución, desde luego tuvo una actitud de intolerancia. Aquí se sitúa el acontecimiento de Damasco, sobre el que hablaremos en la próxima catequesis. Lo cierto es que, a partir de entonces, su vida cambió y se convirtió en un apóstol incansable del Evangelio. De hecho, san Pablo pasó a la historia más por lo que hizo como cristiano, y como apóstol, que como fariseo. Tradicionalmente se divide su actividad apostólica de acuerdo con los tres viajes misioneros, a los que se añadió el cuarto a Roma como prisionero. Todos los narra san Lucas en los Hechos de los Apóstoles. Sin embargo, al hablar de los tres viajes misioneros, hay que distinguir el primero de los otros dos. En efecto, en el primero (cf. Hch 13-14), san Pablo no tuvo la responsabilidad directa, pues fue encomendada al chipriota Bernabé.

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