• Asignatura: Historia
  • Autor: juanpirojasulca
  • hace 7 años

Cómo llegaron a controlar el Mediterráneo, convirtiéndose en intermediarios para el tráfico de materias primas y productos elaborados, entre distintos pueblos?

Respuestas

Respuesta dada por: tomaselpregunton
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Respuesta:

Pese a ser poco numerosos, estar políticamente divididos y no contar apenas con fuerzas de guerra, los fenicios se convirtieron en dueños del Mediterráneo. Lo lograron gracias a su afán de aventura, su habilidad como navegantes y su ambición mercantil.

Explicación:

Políticamente, estas ciudades-estado eran monarquías hereditarias. Estaban gobernadas por un rey al que asistía un consejo de ancianos, en el que se hallaban representadas las grandes familias de la poderosa clase social mercantil. De hecho, se trataba de un régimen a medio camino entre la monarquía y la oligarquía, que contaba también con un nutrido cuerpo de funcionarios.

A diferencia de otras culturas vecinas, los fenicios nunca tuvieron la ambición de conquistar territorios y someter a otros pueblos para aumentar el poder de sus gobernantes. Por eso no se preocuparon en destacar en el terreno militar. Basaban su defensa en la ubicación de sus ciudades en lugares de difícil acceso y en la protección de sus murallas. Y respecto a sus poderosos vecinos asirios y babilonios, prefirieron, antes que luchar, pactar y convertirse en sus tributarios.

Navegar y explorar

La situación de las ciudades fenicias, rodeadas de montañas que hacían difíciles las comunicaciones por tierra y casi acorraladas por imperios poderosos, como el asirio, el hitita, el egipcio y más tarde el persa, hizo que el mar fuera su salida natural. A fines del milenio II a. C., los fenicios disponían ya de los conocimientos técnicos suficientes y de los materiales necesarios para lanzarse a la navegación de grandes distancias. Construían sus naves con la preciada madera de los cedros y cipreses de los bosques libaneses. Una vez ensambladas las embarcaciones, las calafateaban con betún, una extraordinaria innovación que garantizaba su impermeabilidad. Poseían dos tipos de barcos: los de guerra, a los que incorporaron un invento que en su momento fue revolucionario, el espolón, con el que podían embestir a las naves enemigas; y los de carga, más anchos y lentos, pero con mayor capacidad.

La audacia de sus marinos les impulsó a emprender rutas hasta lugares alejados y desconocidos. Aprendieron a navegar también empleando como referencia la Osa Menor, lo cual hacía innecesario recalar en un lugar protegido para pasar la noche. De este modo podían alejarse de las costas, navegando a mar abierto, y cubrir grandes distancias en poco tiempo.

Llegaron a ser tan buenos en esto que en numerosas ocasiones otros pueblos solicitaron sus servicios. El faraón egipcio Necao II patrocinó en el siglo VII a. C. una navegación llevada a cabo por barcos fenicios alrededor del continente africano, que se prolongó por espacio de tres años, tal como lo relata el historiador griego Heródoto. Este narra la sorpresa de los marineros al ver que durante gran parte de la ruta el sol salía por su izquierda y, a partir de un determinado momento, por la derecha, elemento que da credibilidad al relato del periplo.

Otro importante viaje del que tenemos noticia, en este caso a través de la Biblia, fue el impulsado por el rey Salomón de Israel. Llevó a los navegantes fenicios al país de Ofir, un lugar que no se ha podido identificar con exactitud. Según algunos estudiosos podría situarse en las actuales Etiopía y Somalia, aunque otros opinan que se hallaría en la península arábiga, concretamente en Yemen.

Dadas las enormes distancias, los fenicios iniciaron el establecimiento de factorías a lo largo de la costa del Mediterráneo central y occidental.

En general, sin embargo, los viajes tenían propósitos comerciales. Inicialmente, los fenicios solían vender productos de lujo fabricados por sus artesanos y destinados a las elites a cambio de materias primas. Poco a poco fueron convirtiéndose en los grandes intermediarios del Mediterráneo. El comercio de intermediación les resultaba verdaderamente rentable: una nave partía de una ciudad fenicia cargada de mercancías, llegaba al primer puerto, vendía sus productos y a cambio cargaba otros, pero entonces no regresaba a su ciudad de origen, sino que se dirigía a un tercer lugar donde vendía los productos del segundo, y así sucesivamente. De su propia producción, los fenicios ofertaban madera de cedro, tejidos (entre ellos los célebres de color púrpura), marfiles tallados, muebles de maderas nobles, colgantes, cuencos y jarras de oro y plata, y en general productos de artesanía de alto valor añadido. Intercambiaban la plata, el plomo y el estaño que obtenían en España, el trigo y el lino de Egipto, los bálsamos y la miel de Israel, los caballos y mulos de Anatolia, el marfil y los esclavos de África, el aceite y los cereales de Grecia...

Respuesta dada por: CPILLAJO598
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Respuesta:

Durante la primera mitad del milenio I a. C. las naves fenicias surcaron sin descanso el Mediterráneo desde su lugar de origen, en la franja litoral sirio-libanesa, hasta llegar al estrecho de Gibraltar. En su momento hicieron posible un intercambio económico y cultural sin precedentes entre los pueblos de Oriente y Occidente. Para dar apoyo a sus recién estrenadas rutas crearon factorías y asentamientos a lo largo de la costa, desde Chipre hasta Cádiz, pasando por Sicilia, Cerdeña y el norte de África, que con el tiempo se convirtieron en auténticas ciudades. Cuando Fenicia decayó, una de estas colonias, Cartago, tomaría el relevo y mantendría vivo, aunque con personalidad propia, el espíritu fenicio varios siglos más.

Explicación:

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