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Respuesta:Corsino Huallata Ibarra estaba ayudando a sus padres a juntar sus llamas en el campo boliviano cuando el sonido de unos disparos lo hizo brincar. Miró hacia el horizonte, y varios movimientos en la distancia le llamaron la atención. Podía distinguir las formas de varias vicuñas — unos animales parecidos a la alpaca con una de las lanas más finas y caras en el mundo — que parecían escaparse de algo.
Ibarra es profesor de veterinaria en la Universidad Pública de El Alto, en las afueras de La Paz, y sabía muy bien lo que los disparos probablemente significarían. A lo largo del altiplano andino, las vicuñas — a pesar de ser una especie protegida — están siendo buscadas por cazadores furtivos que dejan atrás un camino de animales muertos, sin piel de sus cabezas para abajo.
“Cada disparo que se escucha en el altiplano significa que se están cazando vicuñas», dijo Ibarra. Los cazadores tampoco se inhiben de usar sus pistolas hacia cualquier persona que trate de interferir. A principios de este año, dos policías chilenos fueron asesinados en la frontera con Perú cuando intentaron obstaculizar a traficantes de vicuñas. Y ese mismo mes, Ephraim Mamani Arevillca, un conservacionista amigo de Ibarra, fue descubierto muerto. “En Bolivia, el era el único empleado del gobierno que luchaba de frente contra los cazadores de vicuñas», dijo Ibarra. Se dice que unos cazadores furtivos fueron responsables por la muerte de Arevillca, pero aún no se ha arrestado a nadie.
Explicación:A pesar del peligro al que se enfrentaría, luego de oir los disparos Ibarra saltó en su motocicleta y corrió hacia el área donde había visto las vicuñas alarmadas. Mientras se acercaba, pudo ver a dos hombres arrodillados al lado de un animal mientras que le quitaban su piel cubierta en sangre. Al verlo, los cazadores abandonaron su labor y se escaparon en sus propias motos, Ibarra los persiguió y logró acercarse. Pero uno de los cazadores paró el vehículo y brincó hacia la carretera. El otro apuntó hacia Ibarra con su pistola.
“Tuve que tirar mi moto al piso y correr en zig-zags para evitar ser cazado yo mismo por estos tipos», dijo. «Estoy seguro que si me enfrentaba a ellos, me habrían disparado”.
La caza furtiva crece para llenar la demanda de la industria de la moda
La caza furtiva de la vicuña ha crecido mucho recientemente, un hecho que conocen de cerca los conservacionistas que trabajan en los hábitats de la especie en Bolivia, Chile, Argentina y Perú. Más de 5.000 vicuñas se han encontrado muertas en los últimos cinco años, aunque como dijo el presidente del Grupo Especial de Camélidos Suramericanos de la Unión por la Conservación de la Naturaleza, el zoólogo Benito Gonzalez de la Universidad de Chile, las vicuñas habitan en áreas cada vez más difíciles de patrullar, lo que significa que los datos sobre su caza «son tan sólo la cima del iceberg». Se conoce muy poco sobre esta dura realidad en el resto del mundo, donde el público ve a las vicuñas como una ejemplo exitoso de la conservación.