Respuestas
1. Establecer el objetivo final de las negociaciones. Las negociaciones de paz de 2012-2016 tenían el claro objetivo final de asegurar la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera en Colombia.
2. Acordar una agenda limitada, pero precisa, de los temas que se incluirán. También debe aparecer neutral, sin tener posiciones predefinidas sobre ninguno de los temas que se discutirán. En el caso de Colombia, se acordó que los seis puntos del orden del día identificados podrían debatirse en cualquier orden, salvo el punto 1 del orden del día, “La Reforma Rural Integral” que debía ser abordado primero. En el caso del ELN, por ejemplo, ni siquiera se ha acordado la metodología para discutir el punto número 1 de a agenda: participación de la sociedad civil en la construcción de paz.
3. Separar claramente las ‘reglas del juego’ de los elementos sustantivos de la agenda. Para proteger las negociaciones y el acuerdo final resultante, se estableció la regla de que “nada está acordado hasta que todo está acordado”, y se pactó un alto el fuego bilateral. Sin tales reglas acordadas en vigor, las delegaciones podrían haber cedido a la tentación de desvalorizar unas áreas de las negociaciones en favor de otras, de no cumplir compromisos, o de verse influenciadas por factores externos. Estos parámetros o reglas de juego también fueron hechas públicas.
4. Definir la composición de la delegación de cada parte . Esto incluiría el tamaño de las delegaciones, así como las funciones de cada una y los poderes de toma de decisiones de cada miembro de ellas. Si es posible, cada delegación debe incluir también al contingente más radical de ambos lados. Durante las negociaciones de La Habana, se acordó que cada parte tendría 10 negociadores en la mesa y un máximo de 30 representantes que los apoyaran. Como parte de la delegación del gobierno, el general Mora representó la posición de los militares en la reserva opuestos al proceso. Su homólogo en la delegación de las Farc fue Iván Márquez. En relación a este tema, por ejemplo, las delegaciones en Quito no han sido constantes. De hecho, en diciembre pasado, tras la salida de Juan Camilo Restrepo como jefe negociador, el gobierno cambió su delegación.
5. Establecer un formato de reunión que pueda facilitar, tanto la toma de decisiones políticas, como los avances técnicos. El formato entre las dos delegaciones colombianas permitió generalmente que 5 miembros de cada una abordaran las negociaciones más básicas. Cuando existieran temas más delicados para discutir, las negociaciones se reducirían a un formato de 3 por 3. El papel de la mesa de negociación principal sería el de comunicar la posición oficial una vez acordada
6. La creación de comités paralelos que, al proporcionar un espacio alternativo para llegar a acuerdos, respalden el progreso en la mesa de negociación principal. Existen diversos ejemplos sobre los subcomités de La Habana. Estuvo, por ejemplo, la subcomisión para el fin del conflicto, que trajo a las negociaciones a personal militar en activo y a miembros de las Farc. También estuvo la subcomisión judicial, que fue capaz de integrar a asesores externos en las negociaciones junto a las dos delegaciones. Ambas subcomisiones ofrecieron formas constructivas y creativas que ayudaron a las dos partes a llegar a un acuerdo.
7. Establecer un proceso de revisión periódica en el cual cualquier tema de procedimiento pueda ser discutido y subsanado de forma independiente a las negociaciones sustantivas en si mismas.