1.2 ¿Por qué se dice que en la antigua India ninguna persona podría contradecir el destino que le había sido trazado antes de nacer?
Respuestas
Los mogoles
Mientras el Imperio vijayanagara vivía sus últimos días, surgía el siguiente gran poder indio. El Imperio mogol era enorme, abarcó en su apogeo casi todo el subcontinente. Su trascendencia, sin embargo, no residía solo en su tamaño. Los emperadores mogoles presidieron una época dorada para las artes y la literatura, y su fiebre constructora produjo parte de la mejor arquitectura de la India, como el sublime Taj Mahal.
El fundador del linaje mogol, Babur [1526-1530], era descendiente del Genghis Khan y de Tamerlán. En 1525 partió de su capital en Kabul y conquistó el Punyab. Gracias a la superioridad tecnológica de las armas de fuego y a su consumada destreza para emplear a la vez la artillería y la caballería, Babur derrotó a los ejércitos del sultán de Delhi, muy superiores en número, en la batalla de Panipat (1526).
Pese a este éxito inicial, Humayun [1530-1556], el hijo de Babur, fue derrotado en 1539 por Sher Shah. A la muerte de Sher Shah en 1545, Humayun volvió para reclamar su reino y acabó conquistando Delhi en 1555. Sin embargo, murió al año siguiente y fue sucedido por su joven hijo Akbar [1556-1605], que durante sus años de reinado logró ampliar y consolidar el imperio hasta gobernar una gigantesca extensión de territorio.
Fiel a su nombre, Akbar (que significa “grande” en árabe) fue quizá el más destacado de los mogoles: no solo poseía la destreza militar que se exigía a un gobernante en esa época, sino que además era sabio y culto. A diferencia de los anteriores soberanos musulmanes, supo ver que no podía someter a los hindúes de la India porque eran demasiados y los integró en su imperio, utilizándolos como consejeros, generales y administradores.